Cap.23

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-¿Qu-Qué?-Pregunté sin creerme lo que acababa de pasar.

-Ella ha muerto. Por eso no podéis pasar...-Oh, mierda, esto era peor que los paparazzi me persiguiean.- La están examinando.

 -No.-Me negué conteniendo las lágrimas. No podía llorar, sé que los hombres no lloran, pero simplemente, soy demasiado sensible.- No.-Volví a repetir negándome. Tomé bruscamente el tablón que había en la barra y miré su nombre y la puerta. Corrí, corrí y corrí, mientras veía que los otros se quedaban mirándome. Estúpidos cobardes. Llegué a la puerta trenta y tres. La abrí y no vi nada. Sólo unos médicos que estaban alrededor de una camilla.

-Usted no puede estar aquí, haga el favor de irse.-Dijo un médico y negué con la cabeza. Jane no podía estar muerta. Me acerqué como pude, hasta llegar a ver un cabello dorado que sobresalía de la camilla. Su cuerpo estaba tapado por una fina capa de algodón, también conocida como sábana. 

Me empujaron hasta tirarme fuera. Mierda, lo había visto. Había visto a la niña. Pero muerta. Esta no era mi visión, ¡Mierda, mierda, mierda! Todo fue culpa mía. Si no hubiera tenido el móvil apagado... Si hubiera llegado antes... Bufé y tiré mi móvil al suelo rompiéndolo a pedazos. Me sentía como una estúpida mierda. Me tiré al suelo yo también. Junté mis rodillas con mi pecho y bajé la cabeza, lloré silenciosamente. Parecía un niño que había perdido a su hermana, pero yo había perdido algo más importante que eso. Había perdido a una niña inocente por mi culpa.

...

-Kendall... Vámonos.-Dijo Carlos de un suspiro y yo, simplemente, no levanté la cabeza.-No hay nada que hacer, llegamos tarde.-Las ganas de llorar volvieron. - No seas crío y levántate de una puñetera vez, ¿No lo ves? ¡No hay nada que hacer!-Dijo ahora algo molesto y me levanté de un salto para empujarle.

-¡No es verdad!-Grité conteniendo las lágrimas. Le empujé tan fuerte que cayó al piso, no me importó.- ¡Todo fue culpa mía! ¡TODO! ¡Tuve el puto móvil apagado! ¡Si hubiéramos llegado antes ella habría cumplido su sueño!-Grité con más ira, esta vez, Logan palmeó mi espalda para que me calmara.

Estaba todo rojo por haber estado más de una hora llorando, mis ojos también parecían tomates, rojos e inflamados, aguados incluso. Y aún así, Carlos me venía diciendo que no había nada que hacer y que no me comportara como un crío. ¡Pero qué se creía! Una niña no cumplió su sueño por mi culpa, ¿Y cómo diablos me tengo que sentir? ¿Bien? ¿Contento? ¡No! 

-Kendall, relájate, no hay nada que hacer.-Negué con la cabeza aún furioso y caminé hasta la pared del pasillo, negando con la cabeza todo el rato y desorientado.

-No, no, no, ¡Es culpa mía! ¡Mierda! -Bufé- ¡La vi muerta, Logan! ¡La vi! ¡Y no puedo sacarme esa imagen del cerebro! ¡No es tan fácil! ¿Comprendes? Si yo no hubiera... Si yo... Todo fue por mi culpa...-Las lágrimas regresaron a mí.

-Kendall, conrtrólate.-Negué con la cabeza como una décima vez y Logan me atrapó de los hombros y me empujó hasta darme contra la espalda.- ¡Ya vale de tirarte las culpas! ¡No fue culpa tuya! ¿Entendiste? ¡Ya estará bien! -Negué con la cabeza y él me abofeteó.- Kendall, no fue culpa tuya.-Dijo algo más sereno y me escurrí por la pared para quedar sentado como antes.

-Si que la fue, Logan... Tuve el móvil apagado... Si no lo hubiera tenido, nos habría conocido. Fue culpa mía.-Dije volviendo a esconder mi rostro entre mis piernas y a sorzollar silenciosamente.

-¿Eres un hombre o una gallina?-Subí la cabeza, y allí estaba él, con cara de pocos amigos. Le afusilé con la mirada y él sólo sonrió melancónicamente. Una extenso odio se acumuló en mí.- Supéralo.

-No puedo.

-Hagamos un concierto.-Dijo de la nada y me levanté- Sí, hagamos un concierto.-Repitió.- Aquí, en Minnesota, y podemos dedicarle la canción Worldwide a ella. ¿Qué te parece?-Asentí desconcentrado. Ya habíamos hecho varios conciertos aquí y teníamos el escenario preparado. -De acuerdo, llamaré a nuestro representante y se lo diré. En una semana actuaremos. Vayamos al escenario, y practiquemos canciones.

Logan se inventaba de todo. Era muy imaginativo, lo que aveces, también comportaba consecuencias. Pero lo que me importaba ahora mismo era dedicarle esa canción, era mi única esperanza de presentar mis disculpas. Lo siento mucho, Jane.

No es fácil ser famoso (Kendall Schmidt & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora