Querido diario, hoy por fin te puedo escribir, ya que ayer tampoco pude. Estoy muy liado con esto de Caperucita y sus hermanos, la verdad es que exigen mucha responsabilidad. Pero no me lo paso mal con ellos.
-Qué pequeñajo, ¿Ya te acostaste con la vecina?-La voz burlona de Kevin me hizo volver a verlo. Guardé el diario en un armario del salón rápidamente y fingí no haber escrito nada.
-Oye, no te pases.-Fruncí el ceño y le saqué la vuelta. Sinceramente, no entendía su odio hacia mí.- No me he acostado con nadie.
-Ya claro, como si eso fuera verdad.-Rió.
-¿Y me lo dices tú? ¿Me lo dices tú, que vas tirándote a la primera que pasa por la calle? Deja de inventar cosas, idiota...-Parecía no ser verdad, pero estábamos teniendo esta conversación delante de toda la família.
-Venga tío, me contaron como te acostaste con ella ante ayer...-Exclató en risas. Yo me puse colorado, ¿Cómo diablos sabía eso?
-¿Qué dices? Te lo repito, no-me-he-acostado-con-nadie.-Le dije separando las sílabas.- Y tú no eres quién para decirme lo que debo hacer.
-Pero ante ayer estabas en su cama, yo mismo lo vi.-Mierda, recordé que desde mi habitación se podía ver la habitación de Caperucita.
-Estaban los dos bebés enmedio, no iba a dejar que se cayesen en el suelo.-Me inventé una excusa. Mi madre y mi padre nos miraban atónitos, mientras que Kenneth reía también.
-¿No tienen cuna?-Tragué saliva, sinceramente, no sabía qué contestar.
-Sí, pero se durmieron en la cama de Caperucita...
-Venga tío, no inventes cosas, tú mismo sabes que si eso fuera cierto, hubistes podido dormir en el sofá o en algún otro sitio.-Recapacité.
-¿Sabes? No tengo el por qué darte explicaciones, de nada de mi vida, ¿Entiendes? Puedo acostarme con quién me dé la gana, tengo diecisiéte, por lo menos no perdí la virginidad a los doce.-Mi madre se tapó la boca mirando a Kevin.
-Tú me las pagarás, amigo.-Me susurró al oído.
Así era, Kevin había perdido su virginidad a los doce escasos años de edad, con una chica que tenía unos veinte. Aunque no sabía nada acerca de Kenneth. Los dos eran muy salvaje, tanto como idiotas. No como yo, que aún seguía siendo virgen, a pesar de haberme podido acostar con cualquier famosa que estaba en mi bote. Ya podía tachar de mi lista de los veinte, avergonzar a uno de mis hermanos. Se lo merecía.
-Kevin, ¿Es eso cierto?-Preguntó mi madre mirándolo con los ojos muy abiertos.
-No, mamá, sólo está celoso.-Inventó y se sentó en el sofá. Mi madre me miró para que aprobara su verdad y no la aprobé. Negué con la cabeza.
-¿Desde cuando sabes eso, Kendall?-Reí.
-Desde que lo hizo, intentó restregármelo, pero le salió una mala jugada...-Reí de nuevo.
-Oh, Dios, sólo tenías doce años, eso es ser, ¡Muy joven!-Gritó mi madre levantándose- Eres un irresposable, Kevin.
-A la mierda ya con todo, estoy harto de que os metáis en mi vida, y menos en las cosas privadas que tengo, eso nadie lo debió saber...-Se levantó avergonzado y subió las escaleras.
-Y tú, Kenneth, ¿Sabías algo de esto?-Mi otro hermano asintió- No debísteis ocultarlo...
-Venga ya mamá, esas cosas no se hablan con la família.-Se excusó Kenneth, en relidad, tenía razón.
-Pero era muy joven...-Negó con la cabeza- A ver, ¿Cuando fue tu primera vez?-Me descojoné en ese mismo instante, solté una gran carcajada. ¡Mis dos hermanos avergonzados! Esto era una notícia de primera.
-Madre, no te voy a decir la edad.-Rió él.
-Te la exigo.-Repitió mi madre. Mi padre se levantó del asiento y la cogió para sentarla.
-Kathy, Kenneth tiene razón, esas cosas no se preguntan.-La tranquilizó mi padre- Además, ¿Qué más da? No creo que haya sido tan tonto como su gemelo.-Kenneth se sonrojó. Oh Dios, ¿Lo había hecho también a los doce? Conocía esa mirada.
-A los doce.-Dijo avergonzado levantándose y subiendo las escaleras como lo había hecho su gemelo hacía unos instantes. Eso tampoco lo sabía.
-Otro que tal...-Mi padre suspiró y negó con la cabeza. Los dos me miraron a mí a la vez.
-No estaréis...-Asintieron- ¿Yo también?
-Todos lo estamos confesando, Kendall. Te toca a ti.
-Aún no he tenido primera vez, ¿Contentos?-Me senté en el sofá. Mis padres se quedaron mirándome.-Estoy siendo sincero.
-Ese es mi chico. -Mi madre se acercó a abrazarme.
-Pero que conste una cosa...-Los miré a los dos- Una vez pierda la virginidad, nadie será informado, ¿Entendido?-Asintieron de nuevo a la vez.
La verdad es que yo era el más de fiar de los tres. Ni si quiera me planteaba como habían podido hacer eso...
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¡Rushers! Bueno, nadie comenta, por eso, quiero pedir cinco comentarios para montar el capítulo siguiente. ¡Besos!
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No es fácil ser famoso (Kendall Schmidt & Tú)
Teen FictionTodos quieren llegar a cumplir su sueño. Todos dicen que es fácil ganarse un aplauso. Todos dicen que hay una posibilidad entre un millón de triunfar. ¿Y por qué tenemos que hacer caso a lo que digan los demás? ¿Por qué no cumplir nuestro sueño? Est...