Me desperté temprano, el sol acababa de salir y los pájaros aún ni cantaban. Me froté los ojos con malagana y miré el despertador de mi mesilla de noche. Las siete de la mañana. ¿Dónde iba un día de verano tan temprano? Intenté dormirme de nuevo, pero me fue imposible. Me senté en mi cama, miré por la ventana y todo parecía estar normal. Saqué mi diario, un bolígrafo, y dispuesto a escribir, lo abrí, pero solo ver todo lo que tenía escrito, me dio pereza y acabé cerrándolo. Suspiré y me vestí, ya no podía ir con calzoncillos por toda la casa, no era un simple crío. Volví a mirar por la ventana, pero todo seguía igual. Miré la ventana que daba al cuarto de Caperucita, ella estaba tumbada en su cama durmiendo plácidamente con su pijama. Reí por estar espiándola, antes de que mi puerta se abriera repentinamente.
-¡Kenneth!-Grité de un golpe. Me había dado demasiado susto, mi corazón iba al mil por hora.- ¿Sabes que antes de entrar a las habitaciones de las personas se llama a la puerta?-Pregunté ahora con ironía, estaba asustado pero a la vez enfadado, no tenía permiso de entrar así como así.
-¿Qué problema tienes?-Preguntó con una voz desafiante. ¿A qué se refería?
-¿Qué?-Pregunté sin entender.
-Anoche. Ayer, hace unas ocho horas.-Negó con la cabeza.-¿Por qué le dijiste eso a Kevin?-Preguntó ahora con la voz entrecortada. ¿Le había pasado algo?
-Me trata muy mal.-Dije en mi defensa. Y sí, ya sé que sonó cursi e infantil.- Me odia, tú lo sabes, igual que sabes que tú también me odias, o por lo menos, no te caigo bien o no te gusto. He estado viviendo con esto toda mi vida, Kenneth. ¡Diecisiéte años viviendo con alguien que me odia!-Dije tirándome a mi cama de espaldas. Kenneth rió.
-Oh, vamos, pequeño, yo no te odio.-Soltó una carcajada.- Y Kevin tampoco te odia.
-No, para nada.-Que se note mi sarcasmo.
-Te tiene celos, ¿No lo ves?-Me senté en la cama.- Tú recibes toda la atención de todos desde que eras un simple bebé, y encima, hace ya más de un año, encuentras tu camino a la fama y... -Suspiró.- Ahora no sólo eres el preferido de la família, ¡Eres el preferido del mundo entero!-Rió.- Hay miles de chicas que te adoran, ojalá pudiera tener yo eso. Pero lo que no llego a entender, es, ¿Por qué te empeñas en caerle bien a tu hermano cuando en realidad tienes a miles de chicos y chicas que les caes bien?-Rió.
-¡Porque es mi hermano!-Respondí obvio- Venga ya, tenemos la misma sangre corriendo por nuestras venas, ¡No sé por qué me trata así!
-Te lo repito, son sólo celos.
-¿Y tú me tienes celos?-Negó con la cabeza.- Pues tú estás con él, y también me tratas mal.-Dije como un niño enfadado. Volvió a negar con la cabeza.- Bueno, está bien, pero yo no me pienso disculpar. Me está arruinando la vida por los "Celos"-Hice comillas con mis dos dedos.- Y no voy a permitir que siga así. Esto se acabó, Kenneth.-Salí de mi habitación y cerré la puerta de golpe, dejándolo a él dentro.
...
-Me lo llevo yo.-Respondí mirando a Caperucita, la cual seguía con el empeño de llevarse a los dos.- Con Evelyn tienes suficiente, yo me llevaré a Andy.-Dije cogiendo al bebé pelirrojo en brazos. Me miraba atentamente, y le dediqué una sonrisa.
-Pero Kendall...-Suspiró.- Venga, no tienes la obligación de llevártelo.
-Oh, eso ya lo sé, pero me lo quiero llevar, ¿Algún problema?-Entrecerré los ojos y rió.- Bien, eso esperaba. Tengo que enseñarle al niño algunas cosas de las mujeres.
-¿Qué?
-Algunas cosas de las mujeres.-Repetí.-El por qué son tan raras.-Me miró confusa. Suspiré.- El por qué les gusta maquillarse, el por qué son tan bipolares... Ya sabes, cosas normales.-Me miró desafiante.- Y bueno, hay muchas cosas que aún no entiendo.
-¿Y cómo vas a explicarle eso al niño? Es demasiado pequeño, ni siquiera sabe comer el biberón solo. -Dijo alzando ambas cejas.
-Ahm... No sé, pero me entenderá. Tiene que aprender.-Negó con la cabeza dando a entender que yo estaba loco y besó la mejilla de su hermano para despedirse. Besó mi mejilla después y salió de la casa con Evelyn en brazos.
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No es fácil ser famoso (Kendall Schmidt & Tú)
Roman pour AdolescentsTodos quieren llegar a cumplir su sueño. Todos dicen que es fácil ganarse un aplauso. Todos dicen que hay una posibilidad entre un millón de triunfar. ¿Y por qué tenemos que hacer caso a lo que digan los demás? ¿Por qué no cumplir nuestro sueño? Est...