Cap.25

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-¿Sabes lo que me hiciste esperar? Mucho, Kendall, mucho.-Se enfadó la pelirroja conmigo. Tenía la cara roja de furia y los brazos cruzados. Tenía que contarle lo que había pasado, era mejor para todos.

-Lo sé, perdóname.-Tomé sus manos.- Jane murió, Caperucita, y no pude hacer nada para conocerla. Llegué tarde. Compréndeme.-Dije suave mientras echaba un suspiro y miraba el suelo. Ella pronunció un "Oh, Dios, lo siento" como dice siempre que se arrepiente. Se acercó a mí y me tomó de un abrazo, lo correspondí suspirando en su cuello.

-Logan me ha dicho que lo supere, a partir de ya, no quiero hablar del tema.-Me separé de ella y dije secamente. Ella asintió.-¿Dónde están los bebés?-Pregunté ahora intentando cambiar de tema. Miré a mis alrededores, no estaban, y yo tenía ganas de verlos, pues ya hacía dos semanas que no sabía nada de ellos, ni tampoco había contactado, por haber roto mi móvil. Ya me compraría otro.

-Están aquí.-Caperucita caminó unos pasos hacia la derecha y efectivamente ahí estaban, cubiertos con una ligera sábana, durmiendo plácidamente.

-Wow, es increíble todo lo que han crecido con dos semanas.-Abrí los ojos a tope.-Están muy grandes a pesar de tener mes y medio.

-Lo sé.-Dijo luciendo. Cogí a Andy y ella cogió a Evelyn.-¿Verdad que son hermosos?-Reí mientras asentía. Caperucita se pasaba el rato luciendo de sus dos hermanos.-¿Quieres algo de comer? He hecho galletas antes.

-No, gracias, no me apetece.-Dije dejando al niño en su cuna para que siguiera durmiendo bien.-Bueno, ¿Tienes algún plan? Últimamente te ves muy aburrida.-Dije pinchándola.

-¿Aburrida? -Se cruzó de brazos.-Aburrido tú, que eres casi un anciano.

-Sólo soy un año mayor que tú.-Me excusé- Además, yo soy muy divertido.

-No, tú eres muy idiota.-Subí ambas cejas como expresando que me ofendía.-Es la verdad, te pasas el tiempo haciendo idioteces.

-Tonta.-Se la devolví.

-Imbécil.-Contraatacó.

-Creída.-Volví a decir.

-Bruto.-Me tiró un cojín, que pronto tiraría yo a ella.

-Borde.-Le devolví el cojín pegando a su cara, cosa que me hizo reír. Ella lo tomó y lo volvió a lanzar.

-¿Quieres que te insulte? Lo conseguiste, hermoso.-Dijo con cara de venganza.-Eres un idiota, creído, cerdo, bruto, anciano, tonto, bobo, mandón, sabelotodo, aburrido e imbécil.-Dijo de un tirón y sinceramente, me sorprendí.-Pero aún así te quiero.-Rió y me abrazó.

-Sí, ya pillé la indirecta.-Dije riendo con ella. La verdad es que me lo pasaba muy bien jugando con Caperucita. Suspiré.- Me debo ir, pequeña, mi família me estará esperando.-Besé suavemente su mejilla y me separé de su agarre para despedirme y salir de la casa.

...

-¡Kendall!-Gritó mi madre mientras se abalanzaba sobre mí con un gran abrazo.- Oh, Dios mío, fuiste notícia, saliste en la tele cantando la canción a la niña esa, ¿Estás bien?-Preguntó deteniéndose a mirarme a la cara y asentí sonriendo.

-Sí, mamá, todo está bien.-Respondí.- Fue todo una pena, pero ya pasó, su familia tiene que seguir adelante.- Acarició mi mejilla después de soltar un sonoro "Awww", yo sólo reí.-Me voy arriba, estoy cansado, y sinceramente, no tengo ganas de absolutamente nada.-Asintió y subí escaleras.

-Vaya, vaya, vaya...-La voz de mi hermano mayor me hizo girarme para verlo.- ¿Qué pasó, pequeñajo?-Preguntó con una pícara sonrisa en su rostro.- No sabía que podías ser tan débil.

-¿Débil?-Pregunté extrañado.- Déjate de tonterías, Kevin, no estoy de humor como para pelear, así que será mejor que te calles.-Dije abriendo la puerta de mi habitación para poder entrar, pero parecía que mi hermano estaba juguetón hoy, y no iba a dejar de molestarme.

-¿Sabes? Tampoco sabía que los hombres lloraran.-Mierda, lo había visto. Cámaras habían pactado mi rostro, y sinceramente, odiaba esto. Apreté los puños con fuerza y me contuve para no romperle la mandíbula en este mismo momento.- Oh, espera...-Dijo con sarcasmo.- Es verdad, tú no eres un hombre, tú eres...-No le dejé terminar la frase.

-¡Vete a la mierda!-Le grité haciendo que mis padres se asomaran de la planta inferior.- ¡Estoy harto de ti! ¿Me oíste? ¡Harto, he dicho!-Se quedó pálido. Su piel rosa pálido se había convertido en blanca como la leche, parecía no quedarle gota de sangre.- ¡Llevas toda tu vida fastidiándome! 

-No es verdad.-Se excusó.

-¿No? ¡Claro que es verdad!-Grité de nuevo, haciéndolo estremecer.-¡Por tu culpa me lo paso fatal, todos los días! No puedo ni siquiera dormir, pensando en que tengo un completo imbécil en mi casa, con mi misma sangre que me hace la vida imposible.-Cerré los ojos con fustración.-¿No lo ves, Kevin? Me insultas, me discutes, me ofendes, y me pegas... Pero queda esto, -Junté mi dedo índice con el pulgar, haciendo que quedara un hueco.- Para que un día te parta la cara sin motivo, para que un día me vaya de casa y no te hable en toda tu puta vida.-Suspiré- Muérete, tío.-Dije antes de entrar en mi habitación. Lo había hecho. Le había plantado cara a Kevin...

No es fácil ser famoso (Kendall Schmidt & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora