NUEVE

293 32 1
                                    


+ Oficina +

Bae entro a la empresa después de una mañana muy atareada, pasando y saludando a June y Megan en la gran mesa de entrada blanca, con una cortes sonrisa y sus anteojos grandes de sol que usaba todos los días a todas horas...

Entro a la sala principal de su empresa donde estaban los algunos administradores como contadores y administrativos, y luego en otra sala grande y espaciosa como todo el lugar en si, donde estaban los escritorios de Kim la secretaria de Jiyong y John, el secretario de Bae.

—Buenas tardes, señor Dong.

— John... —respondió distraído a modo de saludo, sin detenerse ni a mirarlo.

John sintió lástima. No cabía duda de que llevaba sobre sí el peso de la preocupación por los últimos acontecimientos. Las gafas oscuras algo caídas sobre el puente de la nariz, la expresión contraída y los hombros algo vencidos daban sensación de derrota. Inusuales en un hombre que rara vez perdía la compostura. No había nada que el deseara más que consolarlo...

En su mente casi siempre tenia la misma fantasía con aquel hombre....y siempre eran tan "oportunas"... pero ya eran casi imposible de controlar

Si pudiera......

Las manos masculinas atraparon su cintura y la adhirieron a su pecho hasta que John pensó que se había fundido en él. Surgió en éste la necesidad de tocar su piel. Se abrio un poco la camisa Oxford azul -tan al estilo oficina- y fue tirando de ella con desesperante lentitud hasta liberarla de la cinturilla del pantalón. Deseaba prolongar el placer...Él diciéndole algo sobre desanudar la corbata, y el rubio negó con la cabeza. Era como un símbolo de lo que el representaba..(aunque muy pocas veces la usaba). Le daba la sensación de que lo tenía atado y a sus expensas, de que había entregado su voluntad para que el mismo hiciera con su jefe cuánto él quisiera. Introdujo sus manos bajo la ropa y sin apenas tocarle, le recorrió con las yemas de los dedos cada centímetro de piel de la espalda, repasando y deteniéndose en cada una de las vértebras. Se bebió con ansia sus gemidos de necesidad y el ahogó los suyos entre los rápidos vaivenes de la lengua de él adentrándose en su boca, consumidos ya ambos por el fuego del deseo... Esa no era más que otra de las escenas "Indebidas" que se le presentaban con tanta claridad en cuanto lo veía y que lo conducían al borde del orgasmo...

Temblaba ante la necesidad de su contacto...ya no podía contener su erección que le sobresalía inminentemente por su pantalón negro... por suerte estaba tapada con su camisa...

Por un momento temió que Bae se diera cuenta de los pensamientos lujuriosos que él tenia, sentado con fingida tranquilidad en su silla de oficina...por suerte estaban todos dispersos de un lado al otro y su compañera que se sienta al frente de su escritorio, no estaba.... uffff John esto tiene que terminar! Se repetía una y otra vez...

Bajó la vista cuanto pudo hasta dar con la nariz en el teclado de su computadora. Pero no tenía de qué preocuparse. Por el rabillo del ojo comprobó que ni siquiera lo miraba.

Nada había cambiado. Continuaba siendo el hombre invisible... él siempre invisible para su jefe siempre...

Bae se quedó inmóvil ante la puerta a punto de agarrar el picaporte. Si volvía a oír ese «señor Dong» se iba a poner a gritar hasta que vinieran a llevárselo los del loquero... Sabía que estaba pensando de manera irracional.. había estado pensando en su secretario hacia unos días...y no de manera normal... lo cual lo tenia desorientado, nunca había pensado de esa forma sobre otro hombre... siempre tuvo novias.. pero todo se había ido al carajo desde que John había aparecido a su oficina y a su vida... trataba de ni mirarlo así evitar encararlo y comerle la boca al precioso rubio que tenia a tan solo algunos metros. Y eso lo ponía en alerta.

Somos Fuego  ° Nyongtory °Donde viven las historias. Descúbrelo ahora