La melodía, la armonía y el ritmo
te invitan a bailar la vida,
Y tú sales de asesina,
Vestida de poesía.
Pintas tus labios de carmín pecado,
Te pones zapatos de caminar siempre para adelante,
adornas tu cabello con flores y sueños,
maquillas tu rostro con seguridad y ternura.
Poéticamente hablando,
¡No existes, eres un ángel!
Siderales son los verbos y adjetivos con que describirte,
inefables las razones para descubrirte.
Te compararía con princesas en cuentos de antes
como en las canciones de Aute,
mas sospecho que tu alma rebelde de libertad, me odiaría.
Me atrevería a llamarte literatura,
Pero no se ha inventado aun género,
ni figura literaria a tu altura.
Me atrevería a nombrarte poema,
pero señorita eso sería redundante.
Cambias el sentido lógico de las cosas,
eso lo sé muy bien,
que ni el mismo caos se atreve a refutarte.
Ahora son las estrellas quienes fotografían tu mirar.
Los paisajes te pintan en lienzos,
Las canciones anhelan escucharte hablar,
El sol del este se asoma temprano para verte brillar,
Los versos lloran si los pronuncia tu boca,
Las flores de los jardines madrugan, para respirarte al pasar,
La brisa del viento te roza, para refrescarse en tu piel.
Escribiría bien gastada una vida entera,
a la anatomía de tu figura,
a la geografía de tus curvas,
y no haría justicia a tu silueta.
Es que señorita, como usted no hay otra más.