Cuando te acostumbras al huracán
ya no existe cielo azul feliz
ni nubes de colores
ni calorcito de sol
más hermoso que el caos.
Las risas son grises como el horizonte
llueve melancolía mientras piensas
en sus repentinos ataques de ira
las despedidas de beso en la mejilla
te enduran de a poco.
el frío en los huesos no importa
pues ahora recuerdas sus silencios
y sus frases en inglés.
El razo empieza a agrietarse
como su seño de frustración
y grita rompiendo cristales,
¡no importa nada!
porque aun guardo las guerras de argumentos
con sus ojos de ganar y su lógica superior.
A pesar de que lluevan ríos a mi rostro
nada me podrá hacer más daño
del que ya lo ha hecho las yemas de sus dedos
y el flash de su móvil,
aquellas veces que fotografiaba mis pupilas.
La tempestad despiadada fuerza el ánimo,
y es inútil mientras tenga la memoria de mis ojos
siguiendo su imagen camino a la pizarra y de regreso a su lugar.
Me siento fuerte como la voluntad del hierro
mientras precipitan en mis ganas gotas como fuego de nostalgia
que me quieren romper
¿Y que más da?
pues si irrompible soy desde aquel primer beso,
que una tarde me dio.
La calamidad sin salida amenaza
con destruir todo bajo mis pies
¿pero y qué?
si tengo su voz en el miocardio
la luna en la almohada
las estrellas bajo sus pestañas
y un nuevo universo en los lunares de su piel.
Este mortal le escupe a la vida
la reta a disparar mas
el cielo enfurecido se comienza a quebrar
pedazo a pedazo el diablo se ríe
con una coraza en el alma
imposible de arrancar.
consciente sigue sin desmayar,
que su mejor arma es el recuerdo
pues aún la extraña de cabello largo
y de cabello corto también la extraña.
Extraña sus manos resbalando en su manzana
y jugando entre las roturas de sus jeans
la extraña fuera de sí,
la extraña triste y con voz de quebrarse.
Las nubes se calman
Su mirada se empieza a despejar
...Un tosco rayo de luz
mojado en neblina de añoranza
pregunta:
-¿Cómo puedo doblar a este idiota?
...Y algo que late cansado en el pecho del diablo
Murmura:
-Oblígalo a olvidar