Humo

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Es este humo blanco de costumbre

que se fuga de mi cigarrillo

noche tras noche en mi ventana

como un fantasma blanco

en cataratas de sueños

a horas tardías para la moralidad

solo lo observo, lo absorbo y me destruyo

Y no hay manera de que se quede a conversar

le ofrezco refugio en mis pulmones

me hace daño y lo dejo fluir

se debe ir, huye, se va, se fue

Y en lugar de su extaciante compañía

queda esta angustia desgraciada melancolida

como luces amarillas titilando

en la noche húmeda de la ciudad,

son las horas muertas de un lunes cualquiera

yo sigo despierto

observándola mirarme

desde el cielo raso de mi habitación

tengo los parpados cerrados

y el cuerpo paralizado, pero sigo despierto,

siento el miedo devorando la esperanza de un sueño placentero.

La musa ha perdido su nombre,

y este diablo a recordar se rehúsa

que no venga nadie, y que nadie me la mencione,

que el vacío y las dudas

montaron guardia en las puertas de un nuevo comienzo

Su amo, su señor
Un necesario llamado insomnio

HuracanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora