Capitulo dos.

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* Quince años después *

— Las rosas en el estante superior, las gardenias cerca de las orquídeas, y las margaritas en el estante exterior, cerca de los girasoles... y Bloom, por favor, no quiero que te quedes suspendida en el aire, la ultima vez casi te atropella un auto.

La pelirroja adoptó postura militar y con pasos alargados simulando una marcha militar se movió a cumplir las ordenes de la mujer tras el mostrador. Vanessa rió mientras su hija hacía sus labores en la tienda.

La campanilla sonó, una chica de apariencia juvenil entró, quitándose los lentes oscuros, sus ojos azules brillaban intensamente y su cabello negro se movía a medida que avanzaba. Bloom asomó su rostro desde detrás de una maceta con rosas, la dejó a un lado y salió corriendo hasta abrazar a la mujer.

— ¡Daphne!— la pelirroja cerró los ojos ante el contacto de su hermana— ¿Como te fue en Florida?

— Demasiado sol, princesa. Hola Vanessa, veo que la tienda es un quince por ciento más grande, ¿O es idea mía?

La mujer de cabello castaño cerró la caja y se movió hasta la puerta, cambiando el letrero de abierto a cerrado. Luego se acercó a la joven, tomándole de los hombros, con una mirada seria.

— Sabes que existen los teléfonos, ¿no? Nos tenias preocupados.

— Todo salió bien...— la mujer se encogió de hombros, restando importancia al asunto— las tomas en la playa fueron grandiosas, aunque seguiré admitiendo que mi punto débil en este país es playa Venice, en fin, ahora lo único que me falta es editarlas. Por cierto, ¿Ha dado problemas?

La ninfa señaló a su hermana menor, Bloom frunció el ceño, haciendo un puchero.

— Vaya, que confianza me tenéis, me asombro ante la franca demostración de fe en mi comportamiento, en la imperturbable muestra de afecto, ante la perceptible y tangible fuerza de inmensa esperanza...

— ¿Qué hizo?

— Golpeó a su novio...

— ¡Ex!

— Eso. Lo golpeó porqué lo vio besando a la hija de Donna, Mitzy. Y pasó llorando toda una semana, tanto que Kiko se quedó cerca de Mike...

Daphne lanzó un suspiro de alivio, dando internamente gracias al Gran Dragón por la salida tan...pacifica de su hermana de esa relación. Aunque no lo admitía a voz alta, pero sabia que su hermana no podía fijarse en un humano, la sangre real no podía diluirse entre seres sin una genética similar, y aunque cualquiera le tachase de especista, Daphne no iba a permitirlo.

Por la tarde, de regreso en la casa de los Miller, Bloom se lanzó en un sofá con un enorme libro de dibujo. A su lado Kiko, un pequeño conejo gris con ojos cafés devoraba algunas galletas, frente a ella, Daphne pegada a una computadora usaba diferentes filtros y hacia retoques en Adobe Photoshop CS 8.0 para mejorar el aspecto o la iluminación de las imágenes para la campaña de H&M, mientras Vanessa preparaba la cena.

— Ya hablé con Gio, posiblemente tengamos que viajar a Tokio, y puedes aprovechar la oportunidad y actualizar tu portafolio.

— ¿Eso quiere decir que ya no estoy castigada?

Daphne miró a su hermanita y extendió una sonrisa cálida, negó, la pelirroja no se metía en tantos problemas, cuando lo hacia eran enormes, pero al menos uno de ellos dio una carta abierta ante la manera de enfrentar al mundo...

— No. Pero sabes que debes mantener unas notas excelentes, no quiero a una futura fotógrafa escribiendo mal o que no pueda hacer cuentas, y obviamente, continuarás el entrenamiento conmigo.

Dragon's Daughters.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora