Dragon's Daughters.

Capítulo Diez.

Stella junto a Grace discutían los pro y los contra de la ropa de invierno de la localidad que la rubia de Solaria se dedicó a comprar. La princesa alzó un abrigo de visón rosa, la suave piel del que en vida fue un mamífero contra su rostro.

— ¿Tienes la mínima idea de cuantas cabecitas arrancan de sus cuellos para hacer un abrigo de esos?— la chica arrebató el abrigo de manos de la rubia, haciendo una mueca de disgusto.

— Oh vamos... críticas no. El que tenga uno o deje de tener no disminuirá la demanda, Grace.

Stella recuperó el abrigo y lo guardó en su enorme maleta. Ambas retomaron la discusión, los gritos podían escucharse hasta la sala de esa casa de invierno. Musa en respuesta se colocó unos audífonos y subió el volumen de la pista ocho orquesta sinfónica del Auditorio Dorado, grabada en vivo desde la ciudad de Adquistes en Magix. «Sky» frente a ella tomó una revista con la imagen de un hombre con barba, leyendo la parte de entrenamiento para aumentar el volumen del músculo.

Flora por otro lado admiraba la flora ártica, enormes abetos, inmensas coníferas, muchísimo musgo cristal en los troncos, Montaña Blanca era un pequeño rincón del paraíso invernal hecho realidad, las pequeñas criaturas del bosque circundante a la cabaña lograban ser vistos con relativa facilidad, por un lado, un hermoso ciervo de pelaje blanco, por otro, un enorme cuervo blanco...

Leona recolectaba distintos tipos de flores usando una poción de duplicación creada por el hada de la naturaleza, y con la ayuda de un hada de hielo local, las encerraba en medio de un traslúcido cubito de hielo. Algunos tipos eran en verdad raros, había llegado en mas de una ocasión muy tarde a la casa de la rubia de Solaria, pero no importaba, tenia espécimenes que estudiar por el resto de su suspensión.

Por la noche, las cinco hadas y el especialista se sentaron frente las crepitantes llamas de la chimenea.

— Entonces, ¿Ninguno de vuestros padres sabe que estáis suspendidas?— Sky alzó las cejas marrones, sorprendido.

— Dryah sí. Es la mamá de Bloom, y bueno no se tomó a mal lo que hicimos. Incluso, relató a Tecna que esperaba que su hija se metiera en problemas desde antes, y cuando le contó lo que la princesita aquí presente hizo en su primer año, expresó que exactamente eso era lo que esperaba de Bloom. Esa pelirroja ha expresado en mas de una ocasión que quiere descubrir como le metieron adatitum a los huesos de lobino...

— Adamantiun — corrigió Leona— según unas historietas que lee, el metal mas resistente del universo, a excepción del vibranium... o quiza el uru de los asgardianos, que está bendecido por hechizos... y lo otro es Lobezno, un tío con garras de ese adamantium.

Stella se dio con la palma de su derecha en la frente, ¿Bloom estaba quizá en una campaña de convertir a todo el mundo un estúpido nerd de modas terrestres?

— Su madre le consiente demasiado, se nota que es hija única— Grace se levantó, necesitarían mas té y más café.

— Debe ser una madre genial. La mía ya estaría dando sermones— Sky pasó su mano por su cabello castaño, un rictus de dolor se dibujo en su rostro.

— Lady Samara debe ser terrible. Papá dice que es un poco amargada, que eso se debe a que fue literalmente obligada a casarse con el rey Erendor...— Stella frunció un poco el ceño— aunque en ocasiones, ni los matrimonios por amor resisten.

Stella bajó el rostro con tristeza, parpadeando rápidamente, no dejaría que sus amigos visualizaran sus lágrimas, menos aún, tener que explicar que su mejor amiga en Solaria, Nova, le había enviado un mensaje. Parecía que su madre estaba saliendo con un hombre llamado Allan, y que se veía feliz con él, eso cortaba de raíz cualquier esperanza de que sus padres regresaran. Radius no parecía interesado en hacer algo por recuperar a Luna, y Stella, que quedaba en medio de los dos, sufría.