Capítulo Cuarenta y Dos.

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La silueta de una chica podía verse entre el banco de espuma, mientras el mar seguía agitado, embravecido. Una tifón se desataba, y Tressa junto a tres de sus guardaespaldas, decidieron ayudar a quien fuera la infortunada de estar en ese sitio.

A gran velocidad, impulsada por su cola y las alas que sobresalían de su espalda, la sirena y sus acompañantes desafiaron al mar, dando alcance a la silueta femenina. Tressa abrió los ojos con espanto al ver a su prima Aisha, casi desfalleciendo.

—Hay que llevarla a la superficie, pronto.

—No hay tiempo —Tressa tocó con la palma el cuello de la princesa de la superficie, y creó una burbuja de oxígeno a su alrededor —. Hay que llevarla a palacio.

Asintiendo ante la orden de la princesa, el grupo se movió unánime, hacía una mayor profundidad.

Cuando Aisha despertó, logró reconocer el lugar gracias al diseño de nacre en el techo, y detalles del mundo submarino que bien conocía. Su cabello flotando por fuera de la burbuja era en parte gracioso... Luego, la melena rojiza de cierta sirena terminó de reafirmar su suposición.

—¿Aisha? Veo que has despertado. ¿Estás bien?

—Se podría decir que sí —la androsina señaló a la burbuja alrededor de su cabeza —. Gracias.

—No hay necesidad. ¿Por qué has venido en medio de este tifón?

—No sabía que había un tifón — Admitió —. Hay problemas en la superficie. Hay problemas en Solaria y por eso estoy aquí.

Tressa le miró con interés, y la princesa de la superficie del planeta se obligó a explayarse.

—Estoy aquí para que padre llame al Concilio y asuma el liderazgo temporal de este. Daphne, la ninfa Daphne, cree que el ataque que esta sufriendo el planeta Sol, es a causa de un individuo llamado Valtor.

Ante la mención de la palabra ninfa, las alas de Tressa dieron un respingo involuntario. Hacía años que nadie hablaba de ninfas, a pesar que cada año, se hacía una búsqueda de alguna nacida con esa energía casi sacra.

Las ninfas, más aún, aquellas con una conexión cercana con los elementos submarinos como Caliope, eran las más difíciles. Dieciocho años atrás, según la reina Ligea, la encarnación de Caliope falleció en batalla. Esta apareció en Domino, gracias al matrimonio de una noble androsina y un domini de las ramas bajas de la casa real.

—Entonces... Valtor...

Aunque para el tiempo de la gran guerra, Tressa no había nacido, por muchos años posteriores, se rumoraba de la amenaza a escala dimensional que fue esa guerra.

Los actores, por el bando enemigo, Las Ancestrales, la bruja Mandrágora, que arrasó completamente con aquel desdichado planeta colonia de Domino, y ese mencionado Valtor, bajo el comando del Fénix de Sombras.

Por otro lado, casi la totalidad de la coalición interplanetaria bajo el mando del fallecido rey Farrel de Cosmosia, con los reyes de Domino a la cabeza.

Habían lugares en varios puntos de la dimensión, que a pesar de los años, no se habían recuperado por la sobrecarga de energía negativa, y la nula presencia de un portador de la Llama del Dragón.

— No te preocupes. Tenemos de nuestra parte algo de Domino, y ya sabes que pasó la última vez.

— Ese planeta quedó congelado— murmuró la sirena, guiando a su prima por los pasillos del palacio, hasta una zona donde había una cúpula de energía ígnea, rodeando a lo que parecía, ser una sirena miniatura—. Ella es la única que quedó de ese día.

Dragon's Daughters.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora