Darkar. Señor de las tinieblas. Ser opuesto al Dragón de Fuego. Encarnación de males y pesadillas, estaba cabreado.
Las hechiceras bajo su cargo todavía no habían realizado ningún movimiento contra la academia de hadas, dejando el pedazo del códice en dónde sea que estuviera oculto. Icy parecía no querer cooperar, así que tendría que obligarles, y brindarles un poco de ayuda en el proceso.
Tres hechiceras en la academia de hadas sería igual a un conejo en medio de una jauría.
Fue así que el Fénix de Sombras se encontró en un planeta totalmente congelado.
A cada paso, se encontraba con las cápsulas de los condenados de la dimensión mágica. Los más retorcidos, viles, desquiciados eran enviados a Omega a cumplir condenas que podían incluir la eternidad cómo sentencia.
Pero, de entre todos los condenados que habitaban ese congelado lugar, sólo tenía interés por uno. Aquel que portaba la chispa oscura de su contrario.
La oscuridad de la llama corrupta lo llamaba. Cada paso muy estaba más cercano, hasta que lo vio. Un monolito de hielo, con una figura borrosa debajo de la escarcha que le estuvo cubriendo por diecisiete, casi dieciocho años.
Con un golpe seco, imbuido en magia oscura, golpeó el hielo, satisfecho al escucharlo romperse bajo su puño. Fuego emergió de debajo del hielo, y pronto, frente a él se encontraba el monstruo con apariencia de hombre. Valtor.
— ¿Qué quieres, Darkar?— preguntó con voz grave y fría el hechicero oscuro, quitando restos de escarcha de su traje violeta oscuro, corte victoriano.
El hombre de gran estatura, pálido y de cabello rubio cenizo muy largo encaró a su interlocutor, con gesto aburrido en el rostro.
— De ti, nada. Pero si de tu poder.
Sin dar tiempo a reaccionar, Darkar golpeó al hechicero arrebatando en en proceso parte de la llama corrupta. De todos modos, cuando ya no la necesitase, regresaría a su recipiente.
El Fénix hizo aparecer al hechicero en una celda de Shadowhaunt, y adoptando su forma de Fénix, partió hacía el lugar de donde hace diecisiete años fue encerrado su fiel ejército. Torre de Nubes. Ya era hora de dar una visita a una vieja aliada.
*****
Tres semanas después, y la vida continuaba.
Sol, la sola palabra la odiaba, al menos ese día. El astro rey se esmeraba en cortar los sueños en la mejor parte, y eso ponía a Aisha de mal humor.
Había leído de un concurso de baile en Gardenia el segundo día de Noviembre, y no podía dejar de pensar en ello. Bailar era cómo respirar para la androsina, al bailar, era libre, dejaba los miedos atrás, y lo más importante, no se sentía sola.
Era cierto que ahora tenía muchas amigas en Alfea, era como cambiar completamente de ambiente, dejar atrás la soledad impuesta de palacio, y también, dejar atrás por un momento las estrictas normas de comportamiento, pero bailar había sido su primera conexión con una persona... lástima que Anne jamás regresó.
Un bultito rosa y flotante llamó su atención. Piff de nuevo se había quedado dormida en el aire.
Luego de una ducha rápida, maquillaje ligero, y vestirse con ropa cómoda, algo abrigada por el frío que comenzaba a hacer, el hada de las mareas salió de su espacio personal, al pasillo principal del departamento.
Desde la habitación de Stella, lograba escucharse un enorme estruendo. Seguramente el hada del sol estaba buscando que vestir ese día.
Por otro lado, el sonido del saxofón emergía desde la habitación de Musa y Tecna. Esta última estaba dispuesta a crear una aplicación completa y exclusiva para las integrantes del grupo. Una con el logotipo creado por el hada de fuego.
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Dragon's Daughters.
FanfictionDomino, el reino mas poderoso de la Dimensión mágica, ha caído, gracias a la oscuridad de algunos seres de sombras, y la cobardía de un amigo. Pero, en medio de la desolación, resplandece la esperanza, gracias al sacrificio de una ninfa. Las hijas d...