Capítulo Treinta y Ocho.

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Stella ingresó al amplio salón donde se llevaría a cabo la coronación del rey Sky, acompañada de sus padres, y fueron recibidos por la reina madre, Samara. Le daba bastante gusto que su padre se negara a permitir a su madre el abandonar su puesto a pesar del divorcio, haciendo uso de antiguas leyes y poniéndole de excusa. Con ambos a su lado se sentía segura.

Samara tenía un semblante distinto al último día que le vio en Magix. La realidad parecía haber logrado domar la arrogancia de la mujer, y era lo mejor. Samara ahora tenía más poder que el que tenía con Erendor, y si era sabia, podría cambiar muchas cosas, hasta que Sky se casara.

A palabras de su padre, la reina madre podría facilitar la vida de su hijo si, utilizaba la cabeza y resolvía muchas de las situaciones que creó Erendor por su postura autoritaria y nada flexible. Un buen rey no puede ser muy estricto, tampoco muy blando, debe tener sabiduría para actuar según la situación lo requiera y agotar todas las vías para resolver conflictos...si eso falla, puede tomar medidas drásticas por vías autorizadas como el estado de guerra.

Una semana atrás, se llevó a cabo el juicio contra Erendor, con los cargos de traición, en perjuicio a la Dimensión Encantada. Daphne, que fue la que asistió de parte del extinto reino de Domino, dijo que Bloom no necesitaba estar ahí, y decidió no llenarse las manos de sangre tan... «asquerosa», y permitió a Radius dictar una sentencia. Ahora, Erendor estaba muerto, bajo el antiquísimo método solari de... guillotina.

El caso de Erendor sentaba un precedente ante las demás monarquías, y a palabras de la ninfa, ese debería ser el objetivo de la Coalición. Asegurar que todos los monarcas hagan su trabajo, cumplan con las leyes, y en caso de fallar, ser juzgados y sentenciados, porque, «¿Qué es la muerte de una persona, en comparación de los millones que murieron o morirían por su culpa?»

En ocasiones la ninfa podía ser muy fría, y rencorosa.

Stella estuvo presente ese día, con Brandon al lado, como soporte. Y vio con horror cuando se daba la ejecución, ocultando el rostro en el pecho de su ahora novio. Stella entendía que lo cometido por Erendor, habría sumido a toda la Dimensión en la oscuridad si las llamadas Ancestrales y Darkar hubieran vencido, si no hubieran sido detenidos por la Compañía de la Luz a un costo enorme... Ella misma vivió el horror de Darkar, los muertos que provocó el asalto en Magix, la defensa casi inútil de las hadas en lo individual...

— Radius, Luna, bienvenidos— la voz de Samara regresó a la joven princesa al presente—. Princesa Stella.

— Majestad— replicó, haciendo uso de su máscara de seriedad, a como la había llamado Flora.

La familia real siguió su camino, hasta el lugar reservado. Sky ya estaba ahí, con una capa pesada en los hombros, y caminando nervioso, tratando de sonreír hacía las diferentes cámaras de la prensa local e ínter planetaria.

Diaspro y su familia aparecieron pocos minutos después, aunque su lugar estaba apartado, algo que lamentó la princesa solari. La poca comunicación la tendrían por mensajería instantánea.

Vio a Krystal de Linphea, a Galatea de Melodía, Aisha también se hizo presente con su familia, aunque, algo en el rostro de la androsina despertó preocupación en el hada del sol. Su rostro estaba serio, con una expresión de decaimiento, y la mirada apagada. Diaspro también lo notó, cosa que hizo saber en un mensaje.

Ya más tarde le preguntarían.

El rey Cryos, junto a Tecna hicieron aparición después. Luego de revelarse la identidad oculta de la zenitha, Stella había tenido bastante tiempo para comprender porque era ella la que del grupo, se llevaba mejor con Bloom. Aunque sus casos no fueran similares, tenían algo en común, la existencia de personas a las que llamaban padres. Tecna en esos dos consejeros, Bloom en Mike y Vanessa.

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