Dragon's Daughters.

Capítulo Veinticinco.

Era la mañana del último día del décimo mes, y las festividades de Samhain en Magix iniciaban.

Por todos los rincones podían observarse detalles acordes a la festividad, desde nabos tallados para usarse cómo lámparas, adornos de colores oscuros, y lugares apartados de las urbes, para fogatas. Tambien los sitios de rituales estaban preparado9s, era el fin del tiempo de cosechas en gran parte del norte de muchos planetas de la dimensión encantada.

Las hechiceras de Torre de Nubes eran las más entusiastas en esas fechas, el día en que el velo que divide el mundo de los vivos y el mundo de los muertos había llegado. Algunos hechizos potentes podían ser realizados con mayor facilidad. Rituales de sanación, maldiciones, un sin fin de sortilegios u amuletos podían ser creados, valiéndose de las energías de la luna en Samhain.

Y aunque la mayoría estaba entusiasmada, para cierta hechicera de las ilusiones, todo parecía extraño, sospechoso...

Mirta, se mostraba preocupada, desconfiando de cada palabra escuchada. Una alarma despertó a las hechiceras de años superiores, y encontraron a una pequeña criatura alada, batallando con respirar en uno de los corredores.

La pixie de nombre Discorda, detalló el cómo había sido brutalmente atacada por varias alumnas de primer y segundo año, y como un enorme murciélago terminó llevándose aquello que protegía.

Lucy permanecía con la mirada sombría, los brazos cruzados, los labios fruncidos, mirando de rato en rato sobre su hombro. Era evidente de que alguien enviado por la oscura entidad había robado lo que fuera ese objeto... Su instinto le indicaba sólo una cosa... La presencia de las hermanas y el evento no eran coincidencia.

Quizás todo giraba en lo importante que Bloom tenía que revelar.

Las demás, despreocupadas por el asunto se sentaron en los diferentes niveles del salón principal, donde mesas redondas estaban llenas de platería y vajilla, esperando el aparecer de los primeros alimentos del día.

Era en verdad un día de brujas para las principiantes, y a pesar de la emergencia, no podían cancelar las actividades. No podían retrasar el avance de los avatares de la oscuridad de la magia, no podían romper el equilibrio.

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Y mientras las hechiceras se preparaban, tres de ellas reían a carcajadas en una cabaña en el interior del bosque. El códice de Torre de Nubes había caído en su posesión, gracias a la pronta asistencia de Kerborg, y sólo faltaba uno para deshacerse del fénix.

— Entrar a Alfea... No será una tarea fácil. Empezando por el vomitivo rosa de sus paredes y terminando con las hadas con brillito purpurina.

— Un malestar necesario, hermanas. No soporto al pajarraco.

— Podríamos destruir la academia... No le veo ninguna necesidad, no sería una pérdida tan grande.

— No, pero sería un movimiento estúpido, Stormy. No dejes que tu tormentosa personalidad nuble tu juicio.

Stormy lanzó un suspiro pero asintió. Darcy tenía razón, su explosiva personalidad le invitaba a destruir sin analizar.

— Podríamos intentar una posesión. Sería divertido ver a esa condenada isiana haciendo el trabajo sucio por nosotras— Icy sonrió siniestra, imaginando a la pelirroja con rostro muerto, haciendo entrega del artefacto.

— Las diferencias entre la posesión para criaturas con clara inclinación oscura y aquellas con inclinación luminosa, es la facilidad que con las últimas no tenemos. Sería incómodo, y podrían quitarse nuestra influencia rápidamente.