Poco Tiempo

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Estuvimos varios días avanzando por diferentes terrenos. Encontramos alguna que otra escaramuza que solventábamos de forma rápida. Ike había procurado que estuviera presente en todas ellas y rotando a mis compañeros. 

Los laguz fueron los primeros en tratarme cómo un compañero, a los humanos les costó más. Supongo que el sexto sentido de los laguz les permite ver más allá, en cambió el ser humano es más lento en ese sentido. 

Después de la sesión de entrenamiento que hacíamos una vez establecidos los campamentos, en caso de no haber ninguna escaramuza o ejecución de misiones principales, me dedicaba a hacer dibujos de los paisajes, personas o incluso escribir algunos planes estratégicos en una libreta. Me la habían regalado entre Mist y Rhys al pasar por un pueblo.

— Dibujas bien. Podrías dedicarte a esto... 

— Sigiloso cómo siempre, ¿eh Ranulf?

— Je. ¿Puedo sentarme?

— Que yo sepa este sitio no me pertenece... — le mire sonriendo de forma burlona, él me devolvió la sonrisa y se sentó a mi lado—

— Veo que te has adaptado bien a esto, me refiero a trabajar en equipo con nosotros.

— Si, bueno. Ike me ha ayudado un poco a socializar. Además una vez entráis en confianza ya no dais tanto miedo. 

— Ja, ja. Así que te dábamos miedo ¿eeh?

— Igual que yo a vosotros, ¿no?

— Ahí me has pillado. Entonces... ¿Te vas a ir cuando encontremos a tus compañeros...?

— Lo dices cómo si no quisieras que me reuniera con ellos...

— Bueno... Es que debes entender que aquí también te hemos cogido cariño. Se te va a echar de menos.

Lo miré a los ojos por unos segundos y luego miré al suelo. Ciertamente tendría que despedirme de todos ellos cuando encontrará a los demás... No había pensado en ello. O tal vez si pero no le daba mucha importancia al no tener-lo que llevar a cabo. Bajé la libreta con el lápiz dejándolo al suelo junto a mi. Entristecí.

— Ranulf... ¿tu que crees que pasará? La verdad es que... ¿Cómo decirlo? Siento cómo si no perteneciera a este mundo. Cómo si viniera de otro sitio. Antes de que me encontrarais, recuerdo un espacio en blanco, dónde flotaba, dónde el paso del tiempo no fluía... Pero era todo tan pacífico, cómo este paisaje lleno de naturaleza y tranquilidad. Pese a eso, decidí huir de ese lugar y volver con unos compañeros cuyos recuerdos desaparecían de mi mente, por el dolor que estos me infligían... Y una voz muy familiar respondió a mi petición. 

— Creo que has leído demasiados libros... —afirmó el laguz mirándome de forma extraña—

— Ja, ja. Puede ser, pero —miré de nuevo hacia el cielo, centrándome en un conjunto de pájaros que volaban hacia el horizonte— ¿que pasaría si estuviera aquí sólo por una razón? Después de todo, no nos hemos encontrado a nadie que me conociera...

Ranulf se quedó dubitativo con una mueca de extrañeza en el rostro, luego miró hacía la misma dirección y se pudo ver que una de las aves abandonó la bandada para dirigir-se en otra dirección. Hasta que desapareció al posar-se encima del sol.


Más tarde en el campamento...

— En dos días daremos con el grupo de Sothe. Nos reagruparemos y decidiremos los pasos a seguir a partir de aquí. Este será el punto de encuentro.

Soren señaló un sitio entre dos montañas. Dos días... pensé. En dos días tendré que despedirme de todos ellos. Eso si la diosa que les acompaña puede ayudarme... Parece mentira que sea tan rápido.

¿Que opinas Daraen? 

— ...

— ¿Daraen?

— ¡Oh! Disculpame Soren... Esto de aquí parecen montañas, en mi caso lo evitaría por posibles emboscadas. Pero cómo contamos con Tibarn y su gente no creo que haya problema, ya que tenemos visión aérea, supongo que eso ya lo has tenido tu en cuenta. Lo que me preocupa es esto de aquí, ¿alguien sabe que es?

— ¿Esto? Son unas ruinas muy antiguas. Tienen muchos pasadizos y salas. ¿Porque tendrían que preocuparnos? — respondió Skrimir—

— Por una posible emboscada des de dentro. Tendremos que investigar-las o mantener-las vigiladas por si llegase a haber alguien dentro. —terminó Soren— 

— Entonces ya esta todo claro, Tibarn tú y los tuyos haréis un reconocimiento aéreo en cuánto lleguemos. Por otra parte Skrimir, Ranulf, Daraen, Titania, Óscar, Mist, Rhys y yo reconoceremos el interior de las ruinas mientras Soren, Boyd y los demás preparan el campamento y se mantienen en guardia por si a caso. ¿Alguna duda? —aclaró Ike, todos nos quedamos en un silencio afirmativo, mientras Ike y Ranulf me miraron con algo de preocupación—

Salí de la reunión sin decir nada a nadie, mientras los demás se quedaron hablando entre ellos. Ahora mismo no me apetecía decir nada a nadie, tenía que poner mis cosas en orden, me senté junto a un pequeño arroyo que quedaba en las cercanías. Abrí mi cuaderno para poder ver los retratos y dibujos que había hecho, por la parte de atrás Mist y Rhys habían puesto una frase. "Para que no se te vuelvan a olvidar las cosas."  Sonreí, recuerdo que cuando me la dieron reí bastante y Mist se cabreó ligeramente conmigo. Tenía dibujos de todos, incluso gente con la que todavía no tenía amistad pero que me gustaría recordar. Había sido una buena idea el regalo que me hicieron.

— ¡Así que estabas aquí! Mira que llegas a ser escurridizo/a... 

— ¡Mist! ¿Cómo me has...? Espera. No vienes sola ¿verdad?

— ¿Crees que soy tan irresponsable cómo para dejar ir a mi hermana sola en territorio desconocido? Vaya decepción me has dado.

— Si has insistido tu en venir hermano... Ahora no me uses de excusa...

— ¿Ranulf y Skrimir también están aquí? Al menos eso dice mi alergia. Así entiendo mejor cómo habéis dado conmigo...

— Nos ha pillado... 

— Ya os dije que era demasiado listo/a para sorprender-le. —afirmó Tibarn des de atrás de un árbol—

— Puesto que te quedan dos días con nosotros, vamos a explotar-te aun que no te guste. ¿Quién sabe cuando volverán a cruzarse nuestros caminos?

— Vaya Skrimir, que bien te ha quedado eso. —bromeó Ranulf— Tienes que entender que vamos a aprovechar el tiempo que nos queda contigo al máximo. Así que... Deja de marginar-te y ven con nosotros al campamento.

— ¡No me margino! ¡Anda que sois mala gente...! És sólo que no esperaba que fuese tan pronto, me ha tomado de improvisto y... ¡JODER! No me salen las palabras cómo me gustaría. —afirmé pateando con fuerza en el suelo y dándoles la espalda— 

Skrimir y Ranulf se acercaron, Ranulf puso su mano en mi hombro y afirmó con la cabeza. Skrimir por su parte me golpeó en la nuca y me miró altivo cómo la primera vez que nos conocimos. 

— Deja de preocuparte por eso, aún te quedan dos días para pensar en tu discurso... —añadió Skrimir—

— Eso, eso. Aún te quedan dos días para soportarnos y provocarte alergia. —bromeó Ranulf con una sonrisa que parecía esconder cierta tristeza—



Simplemente Quiero Huir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora