Territorio Desconocido y Hostil

120 7 6
                                    


Soren señaló una de las zonas del mapa.

— Lo único que puedo leer es esa zona, dónde pone Gal·lia, entre otros sitios que pertenecen a este mundo. Dime, ¿que puedes leer tu?

— Puedo leer esta zona, con dificultad, dónde pone Altea y esa de ahí... —al ver la imagen del castillo sentí cómo un pinchazo en la cabeza— Ylisse... Ylisstol... —volví a llorar con una sensación de melancolía, sin entender el porque— 

— ¡Oye! ¿Te encuentras bien? — los demás se acercaron rápidamente al ver mi estado— 

— Si, si... estoy bien. Tranquilos. — noté algo extraño en el ambiente, mi vista oscurecía y algo dentro de mi palpitaba con fuerza de repente— Salid de aquí... ¡Tenéis que salir de aquí rápido! 

Me cogí la ropa fuertemente en la zona del pecho, los dolores se intensificaban en cada palpitación. Caí sobre mis rodillas, luego al suelo. No entendía que me estaba ocurriendo, pero mi instinto me decía que era algo malo y no dudaría en hacerles daño. En la mano izquierda, brillaba de una entonación púrpura, un símbolo de seis ojos. De forma intermitente aparecía en ella cómo un aviso.

Ike frunció el ceño al ver la marca. 

— Debemos llebar-le al campamento, no podemos dejar-le aquí. —dijo Ranulf preocupado—

— No lo toqueis, puede ser peligroso. Esa marca sale en los frescos de este templo y no trae nada bueno. Parece que este sitio guarda relación con el lugar de procedencia de Daraen. Habrá que investigar-lo más a fondo, y también averiguar más sobre la marca. —añadió Soren, frenando así a Ranulf—

— Pero no podemos dejar-lo así...

— Soren, me quedaré aquí con Ranulf por si a caso. Skrimir irá contigo para que puedas investigar los frescos sin que nadie te moleste. Si lo que me has dicho antes es cierto, la Ragnell es la única que podría hacer algo...

— Bien, pero tened mucho cuidado.

Soren y Skrimir dejaron la sala rápidamente. El dolor se intensificó, grité con desesperación hasta que todo se volvió oscuro. Había perdido el conocimiento de nuevo.

****

— Ei Daraen, despierta. ¡Vamos despierta Daraen! —la voz de Ranulf resonaba en mi cabeza mientras notaba un leve zarandeo—

— Ranulf... ¿Dónde estamos? Me duele el pecho cómo si me hubiera atropellado un carro. Y no recuerdo nada a parte de que estábamos dentro de un templo en ruinas...

— Pues... A parte de que casi me estallan los tímpanos y de que ya no estamos en el templo, poca cosa más puedo decir-te.

— ¿Me habéis sacado fuera? No me he dado ni cuenta... Espera. — miré a mi alrededor buscando a Soren, Skrimir e Ike, pero no parecían estar por los alrededores, tampoco estábamos en el campamento de los Mercenarios de Greil— ¿Y los demás? ¡Dónde están los demás?

— Daraen tranquilo/a, no debes forzarte. Ike estaba aquí con nosotros, ha ido a buscar comida. Soren y Skrimir se habían ido así que es posible que no hayan llegado a este lugar. —Ranulf me tumbo al suelo de nuevo con suavidad— Ike me ha contado que se abrió un portal con las piedras que había en el suelo, muy probablemente con la energía que soltaste con tu grito. Mi oido al ser más sensible hizo que me desmayará en el acto pero Ike soporto lo suficiente para ver eso. Luego se desmayó igual que nosotros.

— És extraño... No recuerdo haber gritado ni nada de eso... Siento mucho haberos hecho pasar por eso. Me gustaría saber más de mi pasado para poder evitar cosas así. Pero no consigo recordar nada... Sólo imágenes emborronadas de, probablemente, antiguos compañeros y el chico de cabello azul...

Empezaba a preocuparme por estos sucesos... Mi memoria fragmentada o con imágenes difusas hacía que poco a poco empezará a dudar de mi mismo o mi propia existencia. ¿De verdad era buena persona? ¿Eran reales esas imágenes? ¿Y si había estado sólo toda mi vida? ¿Y si no era más que una creación de alguien? ¿De verdad era real todo lo que estaba viendo o sintiendo? El miedo empezaba a apoderar-se de mi, empezaba a atormentar-me el hecho de que mis recuerdos estuvieran rotos...

— Oye, oye... tranquilízate... Seguro que lo encuentras. A él y a todo tus compañeros, y nosotros te ayudaremos.  Pero antes recomponte. Sé que no es fácil estar con un grupo de desconocidos y que cuesta encajar, pero debes pensar que entre nosotros también fuimos desconocidos en algún momento. Los laguz estamos mal vistos a ojos de los beorc, Ike y su grupo han sido de los pocos en aceptarnos... E incluso tu, a pesar de tu alergia, has estado a gusto con nosotros. —sonrió Ranulf— Y mira que tenías miedo al principio. —miré a Ranulf a los ojos, sonreí levemente para complacer-le un poco ya que sus palabras fueron de ayuda, pero no terminaba de tener-las todas— Venga, anímate.

Me dio una palmada en el hombro y nos levantamos del suelo. Mientras me limpiaba el polvo de la capa Ranulf se puso un poco tenso, sus orejas empezaron a mover-se de un lado a otro. Cogió mi brazo y tiró de él hacia unos arbustos dónde nos escondimos. Iba a preguntar-le que ocurría pero cubrió mi boca con la mano, le miré a los ojos y luego miré en la misma dirección que él. Un grupo de personas pasaron a toda velocidad delante de nosotros.

— ¡Atrapad al príncipe! ¡Vivo o muerto! Si se escapa tendremos problemas, y creedme no querréis enfrentaros al señor Medeus.

— ¡Pero mi señor! A nuestro paso no podremos alcanzar-le, esta demasiado lejos.

— ¡Ese no es mi problema! ¡Adelante!

— Llevamos días de persecución sin detenernos... ¡Las tropas no pueden seguir el ritmo! 

Hubiera preferido no ver la continuación. El capitán golpeó en la cabeza del soldado con una maza, salpicó por todas partes el color rubí y mancho parte del arbusto dónde nos escondíamos. Era impensable que un capitán actuara de esa forma con sus subordinados. Me cabreé e iba a salir pero Ranulf me detuvo, le miré y le vi sacando los dientes. Era la primera vez que Ranulf estaba cabreado o por lo menos que yo lo hubiera visto, me negó con la cabeza y entendí el mensaje. Debíamos esperar a Ike y eran demasiados para nosotros dos solos. 


Simplemente Quiero Huir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora