La Travesía Y Recuerdos Olvidados

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Cuando llegue el momento... Tendrás que decidir... Sacrificar-te o dejar que vuelvan a sellar-lo... En tus manos está el destino de Ylisse y el mundo. ¿Que vas a hacer? ¿Sacrificar-te o vivir?

— ¡Daraen! ¡No lo hagas! ¡Debe haber otra forma! Por favor... 

Veía claramente todos los rasgos del peliazul, cómo si yo estuviera allí, lleno de heridas y con lágrimas en los ojos, desesperado. Los demás estaban luchando, intentando acabar con sus enemigos rápidamente y venir corriendo hacia mi encuentro.

— És la única forma Chrom... Así todos vosotros podréis descansar, Lucina y los chicos no tendrán que ver morir a sus padres... y nos libraremos de él de una vez por todas.

— ¡No! ¡Daraen! ¡Te necesito a mi lado! Por favor, no quiero ver morir a nadie más...

— Hasta más ver... Amigos míos. 

Me di la vuelta y corrí hasta una persona encapuchada, lancé un conjuro y la atravesé. Un fuerte dolor recorrió mi pecho por el mismo lugar que había golpeado. El dragón sobre el que luchábamos gimió de dolor y empezamos a descender. Mis fuerzas me abandonaron y mi cuerpo empezó a soltar pequeñas partículas brillantes cómo si se volviese arena. Noté cómo alguien me cogía en sus brazos cuando iba a caer al suelo.

— Chrom... ¿Eres tu verdad? Lo hemos conseguido, el sueño de tu hermana... La paz de Ylisse... —sonreí, él me abrazó contra su pecho y una cálida lagrima cayó por su mejilla hasta la mía—

— ¡Daraen no hables! Estamos todos aquí, te vamos a curar... Estarás bien pronto... —dijo sollozando y nervioso, todos los demás se reunieron a nuestro alrededor, podía ver claramente sus rostros, me separé un poco para mirar-le a la cara, levanté una mano y la puse en su mejilla—

— Escuhame, yo siempre estaré con vosotros. No podréis libraros de mi tan fácilmente, —tosí sangre, mi cuerpo desaparecía poco a poco aunque apenas notaba algo— pero debes centrarte. Eres un gran líder y estarás bien. —la vista empezaba a emborronar-se, no sé si por el dolor o por las lágrimas que se asomaban por mis ojos— Sois las mejores personas que un/a amnésico/a cómo yo hubiera podido encontrar... — aunque intentaban desesperadamente curarme con bastones fue inútil, ya sólo notaba mi cabeza y sonreí — Me habéis dado mucho más de lo que tenéis, confiándome vuestras vidas y eso es algo irremplazable. Nos vemos... Pronto... 

Desperté levantándome de golpe, las lágrimas brotaban de mis ojos y una de mis manos cogía la camisa por la zona del pecho fuertemente. ¿Yo había perdido la vida...? ¿Había muerto...? No... No era posible... No podía creérmelo... Estaba sólo en el camarote, mi corazón latía velozmente y con fuerza. Grité desgarradoramente de miedo y frustración sin poder controlarme. El guardia que vigilaba mi puerta entró preocupado al oír el grito y me vio hiperventilando, preocupado mandó a su compañero a por Marth y él se quedó conmigo.

— ¡Oye! ¿Te encuentras bien? —puso su mano en mi espalda— Respira poco a poco, inspira suavemente y expira lentamente. Así, muy bien... Inspira... Expira...

Su voz era tranquila, poco a poco me calmé pero seguia llorando y no podía parar. Ranulf llegó el primero seguido de Marth e Ike.

— ¿¡Que ha pasado!? —preguntó el felino—

— Tranquilo, ahora esta mejor y necesita tranquilidad. —el caballero de armadura verde hizo un gesto con la mano para calmar a los demás— 

— Gracias Stahl... —dije sin pensar, casi sin darme cuenta, aún seguía llorando y con miedo en el cuerpo—

Simplemente Quiero Huir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora