El Príncipe

146 6 0
                                    


— Decídme, ¿cuál es vuestro propósito? Si no me convencen las respuestas, terminareis por la borda... —preguntó el hombre de armadura tosca y cabellos blancos—

Miré a Ike y Ranulf, al ver que ellos no decían nada, decidí dar el primer paso e intentar dialogar con él. 

— Somos de los Mercenarios de Greil, hemos venido por orden de un caballero llamado Frey. Lo encontramos en su lecho de muerte y nos pidió que fuéramos a ayudar al príncipe Marth. Después nos hemos dirigido hacia el lugar que nos ha indicado para cumplir su última voluntad y nos hemos involucrado en la batalla a vuestro favor.

— ¿Tienes alguna prueba de lo que dices, pequeño/a? —sus ojos bajaron hasta dar con los míos, esa mirada intimidaba, cómo una escena borrosa vi la silueta de un hombre fornido con armadura azul, la misma posición, la misma frase, el mismo tono, pero esta vez la visión fue fugaz—

— No mi señor, no tengo prueba alguna de lo que digo... Sólo mi palabra y la de mis compañeros. Pero ofreceré mi vida a cambio de la suya, si tiene que haber alguna muerte, ellos tienen familia y un lugar dónde les esperan.

El hombre me miró curioso. Ike y Ranulf forcejearon enojados al oír mis palabras.

— ¡No digas estupideces! —los caballeros hicieron más fuerza para reducir-les, los empujaron hasta que sus caras encontraron el suelo—

— Yo le creo Jagen, no hace falta seguir con esto. Si no fuera por él/ella ahora mismo ese ejercito nos hubiera apresado a todos. Me aviso durante la batalla y yo os advertí a vosotros.

El joven peli azul se acercó a mi y me tendió la mano. Le miré a los ojos, los caballeros me soltaron y yo le di mi mano. Mientras me ayudaba a levantarme apareció la silueta del peli azul en su misma posición, que me atormentaba, aunque más nítida. Mis ojos volvieron a derramar lágrimas sin ser consciente, el chico quedó perplejo y sorprendido. Soltaron a Ike y Ranulf que se levantaron para venir a mi lado, el felino me dio una palmadita y me cogió por detrás de los hombros para que no me cayera al suelo.

— Mi nombre és Marth. Gracias por avisarnos durante la batalla. ¿Te ocurre algo?

— Habrá tenido alguna visión, le pasa a menudo. No recuerda nada de su pasado y de vez en cuando le vienen visiones... Me llamo Ike y soy el líder de los Mercenarios de Greil. 

— Si eres su líder... ¿Porque has dejado hablar a esa persona? —Jagen miró a Ike desconfiado—

— Nunca se me ha dado bien la diplomacia. Y por las circunstancias a las que nos enfrentábamos Daraen era el/la único/a en quién confiar.

— Bueno, le llevaremos a un camarote para que descanse. Y mientras me ocuparé de Ike junto a su compañero para saber que ocurre con ellos exactamente.  

— Príncipe Marth, no me hace mucha gracia llevar a un grimante a bordo... Esos símbolos son la desgracia para nuestra gente. —añadió Jagen señalando la ropa de Daraen—

— Yo confío en él. És cierto que no le conozco, pero algo en mi interior me dice que se puede confiar en él.

Me llebaron hasta un camarote con tres camas. Nada más tumbarme en la cama dormí profundamente...

****

En la ventana del castillo de Ylisse, se podía ver a Chrom pensativo mirando hacia el cielo, parecía esperar que algo ocurriera. De repente sonó la puerta de la sala dónde estaba, un estudio con una mesa de roble y varias estanterías con libros, militares en su mayoría. En una de las paredes un viejo mapa colgado del mundo con los diferentes países marcados.

Simplemente Quiero Huir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora