Cuánto Más Oscuro, Más Brillante

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El constante goteo superficial era lo único que rompía el silencio del lugar. La ropa estaba enfriándose de nuevo. Me levanté, caminé por la zona, ya sea para entrar en calor, para buscar alguna salida, o ambas cosas. En mi cabeza empezó a sonar una voz, una voz que me hizo pensar y creer en lo peor, que hizo que mi imaginación volara hasta el punto de creer que el mundo me había olvidado... Después de todo ¿quién mantendría en la memoria a alguien cuyo cuerpo esconde al Dragón Caído, que provocó la muerte y destrucción de tantos? Era lo mejor, que muriera en ese sitio en soledad, seguramente había sido una gran molestia para todos... Aún tenía el deseo de verles y volver a estar con ellos, pero y si para ellos... ¿No era igual...? Este lugar empezaba a ser una tortura mental...

Empecé a pensar, que lo mejor hubiese sido no romper la roca y esperar a que me encontrarán... Probablemente me hubiese ido mejor quedarme en ese sitio, aquí abajo es poco probable que me encuentren...  Si es que me estaban buscando. De repente cuando ya empezaba a perder la confianza, se oyeron varios chapuzones, el lago empezó a moverse con ondas. Me acerqué hacia él para ver de que se trataba.

— ¡Daraen! ¡Menos mal! ¡Al fin te encontramos! — afirmó Marth saliendo del agua—

— Ya temíamos lo peor. ¿Se puede saber que haces aquí? Estábamos esperándote fuera y no aparecías. Ya hemos capturado a todos los bandidos, al menos a los que ofrecían resistencia. —le siguió Ike— Tienes a Ranulf y Shiida preocupados cómo unos padres que han perdido al hijo/a.

— ... — no me salían las palabras, caí de rodillas, me puse las manos en los ojos y lloré por culpabilidad y agradecido/a—.

— Debemos volver, menos mal que el olfato de Ranulf ha encontrado la entrada... Que si no... —afirmó el príncipe saliendo del agua, acompañado por el mercenario— Y también que esto es poco profundo... ¿Ocurre algo? —preguntó preocupado por la reacción del/la estratega—.

Me abalancé sobre ambos, sonriendo. Estaba muy contento/a de ver a alguien conocido, la estancia en el túnel y este sitio se me habían hecho eternas, hasta el punto de hacerme pensar cosas horribles sobre mis compañeros. Sobre la gente que había conocido durante estos viajes.

— Muchas gracias... De verdad, muchas gracias por haber venido a buscarme... Siento mucho haber dudado.

Marth sonrió algo sorprendido por el abrazo, Ike dejó ir un suspiro y me golpeó la cabeza ligeramente con el puño.

— Ya te vale, que poca fe nos tienes... Anda vamos. ¿Tienes la cuerda aún Marth?

— Si, nos acercamos al agujero y damos dos tirones. Así alertaremos a los de arriba.

Al dar los tirones una vez cerca de la entrada, la cuerda empezó a tensarse y subimos hacia arriba. Primero Marth y yo, a continuación Ike sólo. Estaba muy fatigado, lleno de barro y tenía frío. Me cegó un poco la luz al salir, noté que alguien se me echó encima sin darme tiempo a reconocer quién era.

— Menos mal... Estás vivo/a. 

— Aunque a este paso lo/la matarás tu con esos golpes... —afirmó Nabarl con su posado serio característico— 

— Bueno, creo que un poco más arriba hay un lago. Hoy nos quedaremos a hacer noche cerca de allí y así al menos podremos asearnos todos un poco... —dijo Jagen mientras observaba un mapa que había comprado en el pueblo—. Venga, no perdamos más el tiempo.

Al llegar al lago fuimos haciendo turnos para meternos. Decidí meterme sólo/a más tarde, el agua me relajaba y necesitaba lavarme a fondo. La luna se veía enorme des del lago, tanto que parecía que pudieras tocarla con estirar un poco el brazo. Quedé cautivado/a por ella.

— ¿Sabes? Tienes un poder extraño... És cómo si.. a través de ti. Pudiera sentirme más cerca de los Custodios. —hice una pausa breve, miré al lago que reflejaba la Luna— Me hace recordar el día en que conocí a Chrom. Ese día mi vida cambio mucho... Bueno, metafóricamente hablando, ya que no tengo recuerdos antes de eso. Pero fue curioso cómo unos desconocidos que me levantaron del suelo, terminaran siendo mis mejores amigos. És bonito pensar que en el mundo existen personas de buen corazón, cálidas y buenas. Este pequeño viaje me ha hecho ver que hay mucha gente así. Los Mercenarios de Greil... El príncipe Marth y su gente... Esas personas me han demostrado que en el mundo aún hay esperanza, esperanza para que unos y otros se ayuden y terminen las disputas, guerras, peleas... Porque esas personas logran inspirar a otras y formar una unión en la que los lazos se hacen tan fuertes, que a pesar de las pequeñas discrepancias acaban por volver unos con otros. Espero de todo corazón poder encontrarme de nuevo con ellos. —cerré los ojos, me recosté en una roca y eche mi cabeza hacia atrás sin salir del agua—

— ¡Eh! ¡EH! ¡Tu ladronzuelo vuelve aquí! ¡Al ladrón!

— ¿Que demonios? —levanté la cabeza y miré hacia el campamento, había mucho revuelo— ¿Que estará pasando? —salí del agua me vestí con la camisa y los pantalones que me habían prestado y fui hacia los gritos—

— Cómo le toquéis un sólo pelo os maldigo a todos... 

—"Esa voz..." —sorprendido/a aceleré y me encontré con un circulo de guerreros—

— Esperad por fabor... No pretendemos hacer daño a nadie. Sólo estábamos de paso hacia Ylisse.

— ¿Ylisse? ¡Eso suena a patraña! ¿Os creéis que nacimos ayer? —dijo Jagen de forma autoritaria y apuntando con la lanza al encapuchado—

— Jagen ¿que ocurre? ¿Que es todo este alboroto? —Marth apareció y se acercó a Jagen—

— Mi señor aléjese de aquí, estos forasteros probablemente vengan por vos.

— No puede ser... —afirmé—

— ¿Daraen? ¿Ocurre algo? —Shiida observó al/la albino/a curiosa al ver su reacción—

Salí de detrás de los guerreros armados, miré a los tres encapuchados intentando ver bajo su capa. Mientras, me iba acercando lentamente a la posición que se encontraban. Ellos parecían mirarme cómo si hubiesen visto un fantasma. 

— Sigues... Sigues vivo/a... —a uno de ellos le cayeron lágrimas por sus mejillas—

— Sois Chrom... ¿verdad? Sois Chrom, Tharja... y ese de ahí debe de ser Gaius... 

Todos observaban sin llegar a saber que estaba pasando y sin saber que acción realizar. Simplemente bajaron las armas, se miraron entre ellos.

Simplemente Quiero Huir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora