Bandos

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Permanecimos en los arbustos hasta que terminaron de pasar el batallón de soldados. Ranulf escuchó por si detectaba a alguien y con la mirada fija a dónde se habían ido los soldados, por mi parte aún me sentía mal por el soldado al que habían destrozado la cabeza. Estábamos los dos tan ocupados mirando al frente, que no nos dimos cuenta cuando alguien nos agarró por la espalda y tiró de nosotros hacía fuera de los arbustos. Al estar tensos nos dimos la vuelta con la intención de atacar, hasta que vimos que se trataba de Ike, dejé ir un suspiro de alivio.

— No vuelvas a hacer eso... Un poco más y me tiro a tu cuello. —afirmó Ranulf tranquilizándose—

— No pude evitar-lo, estabais ambos mirando en dirección contraria y era la única forma de sacaros del trance. Hay muchos enemigos a nuestro alrededor, parece que buscan a alguien.

— Hablaban sobre un príncipe. Probablemente están tras la corona de algún reino y el príncipe huyó antes de que lo cogieran. No me gustaría para nada ser de la nobleza, la verdad. No les envidio lo más mínimo... —comenté—

— Primero necesito que me acompañéis, he encontrado a un hombre herido. Pero no he podido traerlo hasta aquí. Debemos ayudar-le.

— Te seguimos.

****

Seguimos a Ike a través de un pequeño bosque cercano a una fortaleza. Al llegar allí había un hombre tirado en el suelo, agonizando. Por las ropas que llevaba se podía deducir que había hecho de señuelo, probablemente, ya que le iban ligeramente pequeñas, y había sobrevivido de milagro. Ranulf estaba olisqueando extrañado. 

— Debemos llebarlo a la fortaleza, es muy probable que allí haya medicinas o pócimas para sanar-le las heridas. —propuse—

— Las ropas no son suyas, huelen diferente. Probablemente sean de ese príncipe al que buscan, y no están muy lejos. A medio día de camino cómo mucho. —dijo Ranulf confirmando mi teoría—

— Déjadme... Yo no me puedo salvar... Pero, por favor... Agh. Por favor, ayudad al príncipe Marth.

— ¿Príncipe Marth...? Príncipe... Marth. —ese nombre me resultaba extrañamente familiar, pero no lograba recordar el motivo y no le di muchas vueltas, me preocupaba más el hombre herido—

— El príncipe Marth es el único capaz de portar la Falchion. —tosió sangre— Él debe sobrevivir a toda costa, incluso de nuestras vidas. Se esta dirigiendo al norte... Hacia el embarcadero... Por favor, ayudad...le...

Después de esas palabras el caballero murió. Justo antes de llegar a la fortaleza. Ike lo dejó en el suelo, cavamos un hoyo y lo enterramos. 

— Su nombre era Frey, me lo dijo cuando me lo encontré. Tu tienes mejor letra Daraen. 

— ¿Que haremos ahora? —pregunté mientras escribía el nombre con lágrimas en los ojos—

No le conocía de nada, pero el sacrificio que tubo que hacer... Y después de ver a ese soldado morir de aquella forma tan cruel... És cierto que llevo combatiendo con Ike y los suyos. Y que la gente en una guerra muere... Pero esas muertes se hubieran podido evitar si las circunstancias hubieran sido diferentes, además de que habían muerto cómo sacrificios. Uno por un líder incompetente, el otro para lograr la fuga de alguien. Eran muertes prescindibles.

— Por el momento, iremos tras el príncipe Marth. És el único que puede darnos algunas explicaciones de la situación y el lugar en el que estamos... ¿Estáis a favor?

— Si...

— De momento es lo único que podemos hacer. Al menos hasta averiguar cómo volver a casa.

Simplemente Quiero Huir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora