Resurgimiento y Esperanza

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El alba se mostraba tras las montañas. Siguieron avanzando por el paso y se empezaba a divisar una ciudad al horizonte. La compañía se detuvo.

—¿Os vais?—preguntó el príncipe—

— Será lo mejor, algo me dice que debemos separarnos. —respondió el estratega—

— Pero... —balbuceó Shiida—

— Son cosas normales en los viajes... Esperemos encontrarnos de nuevo. —dijo Ogma tranquilizando a Shiida— 

— Volveremos a vernos, de eso estoy seguro/a. Hasta entonces, ha sido un placer viajar con vosotros. — Daraen se inclinó— Siento mucho todos los problemas que os hemos causado.

— No digas tonterías... —añadió Shiida entre lágrimas de tristeza y rabia—

Entre despedidas y abrazos, ambos grupos se alejaron. Mientras Ike, Ranulf y Daraen avanzaban, el galope de un caballo hizo que se pusieran alerta. Cuando iban a emboscarlo, los tres se detuvieron, reconocieron a  Jagen.

— Señor Jagen...

— ¿Podemos hablar en privado?

Daraen miró a Ike y Ranulf, ambos accedieron con la cabeza y se alejaron. Jagen bajó de su yegua y se sentó en una pequeña roca que había cerca.

— Esa espada... La de tu compañero. Era la Falchion ¿verdad?

— Así és.

En el rostro de Jagen se dibujó un pequeño esbozo de lo que parecía una sonrisa.

— La marca que tenía en su brazo era la de Naga el Dragón Celestial, la había visto en escritos antiguos. La espada, por su parte, dudó mucho que el señorito Marth se haya dado cuenta... Pero es la que empuñaba su padre el Rey. —el rostro de Jagen parecía melancólico— Aunque parece distinta, su energía no ha cambiado en absoluto. Vienes del futuro, ¿verdad? Chrom se parecía mucho al príncipe. ¿Podrías hablarme del futuro? Cómo un favor para mi, no diré nada a los demás, ni a su Alteza.

— Sabía que era algo así... Cuando me dijiste que volveríamos a hablar y te he visto aparecer tras nosotros.

Daraen le explico a Jagen lo que había leído en los libros de Ylisse, lo que conocía sobre ellos, su travesía... y también, lo que conlleva la situación "actual" del Sacro Reino. Algo de los Custodios y de cómo su compañía inspiró a mucha gente en el futuro. Jagen escuchó con atención, incluso dejo caer varias gotas de rocío por sus mejillas, tal vez por emoción, tal vez por pena al no llegar a verlo. El caballero parecía ante sus expresiones y bajo la luna, un abuelo tanteando en recuerdos. 

— Muchas gracias, Daraen. 

— Sabe Jagen... —sonrió el alvino— La primera vez que lo vi, me recordó a Frederick. No sé si son parientes lejanos, no se lo puedo asegurar. Sólo sé que su familia lleva mucho tiempo al cargo de los príncipes, y su energía es igual a la suya. Aunque él es más joven que usted. Pero a su lado uno se siente seguro y siempre puedes contar con él para lo que sea. Marth tiene mucha suerte de teneros a su lado en tiempos así. Cuidadle mucho.

El caballero subió a su yegua y sonrió por primera vez agradecido, hacia Daraen.

— Nos veremos Daraen, cuidad del futuro. —Jagen subió al caballo y lo direccionó para volver con los suyos— Sois una gran persona.

El trote del caballo se iba alejando. Daraen fue en busca de Ike y Ranulf, los encontró observando el territorio, mirando a lo lejos. Al llegar ambos le comentaron al/la alvino/a algo que habían visto mientras le esperaban.

Simplemente Quiero Huir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora