Presentimiento

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A medida que se acercaban al lugar, se podía observar una luz que perfilaba en el horizonte. Todos pensaron que estaba amaneciendo, pero no era así.

De repente, los pasos se hacían más ligeros. Mientras corrían sus almas sentían paz, se sentían libres. Cómo si una serpiente de luz envolviera al trio, acto seguido desaparecieron engullidos en ella.

— ¡Seguid corriendo! ¡Vamos por buen camino! —gritó el/la estratega avanzando— Siento que este es el camino que debemos seguir...

De repente, la luz se desvaneció. Todo se volvió negro, la llama de una pequeña antorcha era lo único que daba algo de luz al lugar. Los tres abrieron sus ojos, se encontraban en el suelo. Un suelo de piedra, Ranulf movió el hocico.

— Ese olor... —pese a su forma de gato, se podía observar la expresión de asombro y esperanza en su cara— No puede ser... Hemos vuelto, hemos regresado a nuestro mundo.

— ¿Quién anda ahí?

— Esa voz es... Soren. —afirmó el peliazul—

— ¿Ike? ¿Eres tu? 

La antorcha se acercó. A medida que lo hacía, Daraen observaba el lugar y podía ver que se encontraban en el templo. El mismo que les había llevado al mundo de Marth.

"Debes seguir tu camino... No te demores... No debes permanecer aquí... Este no es tu lugar."

Daraen se levantó y observó una pequeña luz, parecida a una luciérnaga que reseguía la pintura del mural.

"Ven conmigo, no hay mucho tiempo... Y lo sabes..."

El/la estratega mordió su labio, quería despedirse de los Mercenarios de Greil, de los laguz... Pero su instinto le decía que si no seguía ahora mismo la luz, era probable que no volvería a ver a Chrom y a los demás nunca más. Se había demorado mucho,  ya no había otra oportunidad.

— Lo siento mucho... Ranulf, Ike, Soren... Despedíos de los demás por mi... —el estratega se acercó a Ike y le dio una libreta, aquella que Mist y los demás le habían regalado— Volveremos a vernos, lo prometo. Esto es para vosotros, —sonrió— normalmente... prefiero quedármelo. Pero lo importante lo tengo aquí. —señaló su corazón en alusión a los recuerdos— Adiós y muchas gracias por todo...

—¡Espera! ¡Daraen! —gritó Ranulf—

— Ranulf. —Ike negó con la cabeza—

Daraen salió corriendo en dirección a la pequeña luz, la cuál se lo/la trago entero/a ante la mirada de los tres presentes. El resplandor fue tal que a los poco minutos todos los mercenarios y laguz se habían acercado al lugar. Felices al ver a Ike y Ranulf de vuelta con vida.

— ¿Dónde estuvisteis durante estos tres días? —preguntó Mist— Me tenías muy preocupada hermano...

— ¿Sólo tres días...? Para nosotros fueron semanas... —respondió el mercenario—

— Fuimos al lugar que relatan las pinturas, conocimos a gente y... —añadió el laguz—

— ¿Daraen no iba con vosotros? —preguntó Tibarn—

Ranulf miró a Ike, él se limitó a sacar el pequeño cuaderno que Daraen le había dado. Se lo dio a Mist.

— Daraen me dijo que quería que nosotros tuviéramos esto... Dijo que no le quedaba tiempo para permanecer aquí y... Esto se me da fatal... —miró al suelo pensando que palabras usar y confundiéndose a si mismo—

Simplemente Quiero Huir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora