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En cuanto el oficial Chase dio la orden, los hombre comenzaron a remar, aun se podía ver como otras partes del barco continuaban explotando.

La distancia que se alejaron del Essex no fue demasiada, solo lo suficiente para no correr peligro alguno, los botes estaban juntos formando un triangulo. El capitán Pollard revisaba unos planos con una cara de preocupación extrema en su rostro. Nadie decía nada, todos, por decirlo de algún modo se encontraban en estado de shock. 

Hasta que Coffin rompió el silencio.

-Capitán, ¿qué hay de nuestras provisiones?

-Dos onzas de galletas al día por hombre, y medio vaso de agua.-el capitán intento sonar seguro, pero el como le temblaba la voz delataba lo asustado que estaba. Después de sus palabras, los murmullos no se hicieron esperar.

-Solo eso.

-Solo un par de días.

Sin embargo estos cesaron de manera rápida, pues un ruido debajo del agua alerto a todos por completo.

-¡Es el!- Thomas sintió como la cabeza de Lizzie se alejaba de su hombro, ella buscaba al igual que todos, de donde provenía ese ruido.

-Si, realmente es el.

-¡No me engaña a mi señor Chase!- la voz de Coffin captó de manera inmediata la atención de todos.

-¿Señor Coffin?- claramente el capitán tampoco entendía que estaba pasando.

-¿Qué quieres?- el señor Chase sonaba irritado, definitivamente con lo último que quería lidiar en momentos como ese, era con el genio insoportable del primo del capitán.

-¡Usted nos puso aquí!, ¡Usted sabe que nos puso aquí!- el oficial ni siquiera se había dignado a verlo, por lo cual, se noto sorprendido al escuchar los gritos por parte del resto de la tripulación en el momento en el que Coffin le apunto con un arma.

En el mismo instante en el que Thomas vio el arma, cubrió el cuerpo de Lizzie con el suyo, puso su mano enfrente de ella, como si fuera un cinturón para evitar que pudiera moverse, y que no llegara a salir herida en caso de que Coffin disparará.

-¡Ey!

-¡Señor Coffin baje esa pistola!

Bájala!, ¡Bajala!

-¡Diga que esta asustado!

-¡¿Qué haces?!

-¡Baja esa pistola ya!

-¡¿Saben que pasara cuando se acabe la comida y el agua?!- el señor Joy le estaba apuntando con un arma a Coffin, aunque podía notar por sus ojos, que no solo lo hacia para evitar que le dieran un tiro al señor Chase, sino porque Lizzie se encontraba en la misma dirección en la que Coffin estaba apuntando.

-¡Has lo que dice el capitán Coffin!

-¡Solo quiero ver al campesino asustado!

-Señor Coffin baje esa pistola ya, ¡es una orden!

-¡Has lo que el capitán dice ahora!- evidentemente el señor Joy estaba desesperado, Thomas podía ver como este no dudaría en apretar el gatillo.

-¡Dígalo!, ¡Dígalo!, ¡Dígalo!- el señor Chase tenia un semblante tranquilo, Thomas pensó que tal vez, en estos momentos no le preocupaba mucho su vida.

-¡Henry! ¡Baja el arma ya!- esa primera vez, fue la voz del capitán del Essex la que habló.

-Henry, bájala ya.- la segunda, fue la suplica de un primo, de un hermano, que le rogaba al otro por no hacer algo indebido, algo que podía costarle su propia vida.

Finalmente, después de dar un suspiro, Coffin bajó el arma y se sento. El capitán Pollard le indico con la mano al señor Joy que bajara el arma, este un poco dudoso accedió.

A pesar de que ya nadie estaba apuntándose, Thomas no permitió que Lizzie se moviera de su "escondite" detrás su cuerpo, aunque tampoco es como si la chica hubiera mostrado algún interés en moverse, pues enredo sus brazos alrededor del de Thomas, y recargo de manera sutil su cabeza en la espalda del chico.

Thomas se sintió un poco mas calmado cuando vio como uno de los hombres le quitaba de las manos la pistola a Coffin. 

Esa noche definitivamente iba a ser larga, la mas larga que Thomas jamás había tenido en su vida. Sin embargo sus pensamientos no se concentraron de forma negativa como era de esperarse, mas bien paso toda la noche jugando con el cabello de Lizzie, la chica había recargado la cabeza sobre las piernas de el para distraerse contando las estrellas, pero con el paso de un rato se había quedado dormida.

A pesar de que adoraba ver a la chica despierta y perderse en el azul de sus ojos, ahora mismo prefería verla dormida, con una expresión serena en su rostro, después de haberla visto aterrada gran parte del día de hoy.

Si bien Thomas no conocía ninguna manera de regresarla a casa, o de llevarla a algún lugar seguro, podía mantener el espíritu de Lizzie vivo, con la promesa de que algún día regresarían a casa.

<<Voy a mantenerte a salvo.>>

En el corazón de mi tormenta || Fanfiction de Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora