-Esto es lo que quería que vieran.
Los hombres no pueden hacer nada más que mirar atónitos al conjunto de cadáveres que se encuentran delante de ellos, el señor Chase simplemente se limita a dejarse caer.
-Estuvieron aquí mucho tiempo, no hay duda, esperando algún barco, pero, nunca llego, ningún barco va a venir, si nos quedamos moriremos, ¿cuanto tiempo tardaran las aves tropicales en dejar de venir cuando vean que se comen sus huevos?
Thomas busco la mano de Lizzie en un intento de conseguir un poco de tranquilidad para su cuerpo, al tomarla la chica no respondió al contacto, pareciera que estuviera tomando la mano de una muñeca de trapo.
-Repararemos los botes esta noche, partiremos al amanecer.
El capitán hablo lo más seguro que la situación se lo permitió, aunque la verdad es que no sirvió de mucho, porque la realidad es que este nuevo descubrimiento no hacia nada más que reanimar el intenso sentimiento de miedo y angustia que sentían todos.
-¿Crees que sea cierto que existe el cielo Tommy?
-No creo que deberías hacer esas preguntas siendo tan joven, tienes una larga vida por delante.
-Seguro, tan larga como un par de millas en el mar.
-¿Por qué no puedes confiar en que volveremos?, ten fe.
-Ay Tommy.
Lizzie soltó una leve risa y agacho la mirada, sus brazos rodeaban sus piernas y no hacia nada mas que jugar con sus pies.
-Hace mucho que deje de esperar lo mejor, prefiero afrontar la realidad, a que esta me golpee en la cara.
-Y no podrías tener un poco, ¿por mi?
La chica se giro a mirarlo por varios segundos, sin decir nada, azul contra café.
-Dijiste que me llevarías a una cita decente, ¿a dónde me llevarías?
Punto para Thomas.
-En Nantucket hay una pequeña panadería, hacen los pasteles más ricos de todo Massachusetts.
-¿Hablas de la panadería de la Sra. Wagner?
-¿Has comido ahí?
-No, pero a lado de ella, un hombre llamado Stephen Elliot hace barcos dentro de botellas de vidrio, siempre pasaba por la vitrina cuando era niña para verlos.
-¿Nunca compraste uno?
-A mi tía la abandono su marido, era una mujer sola manteniendo a dos niños, no había dinero para lujos.
-¿Y si te comprara uno?
Lizzie abrió levemente la boca para decir algo, pero rápidamente volvió a cerrarla.
-¿Qué?
-¿Enserio lo harías?
-Claro, de hecho pondré una tienda de ellos, los míos serán los mejores de la región y tu podrás tener todos los que desees.
-¿Sabes?, me bastaría con uno.
-¿Seguiremos con esto cuando regresemos?
-¿Tu refieres a nosotros?
-Si.
Lizzie no respondió, en lugar de eso pasó sus brazos por el cuello de Thomas, rodeándolo y unió sus labios con los del chico, ambos estaban resecos y fríos. Los dos estaban sucios y llenos de arena, para cualquiera hubiera sido el peor beso, pero para Thomas sería el mejor y el peor al mismo tiempo.
Ese beso simbolizaba la idea de un nuevo comienzo, la promesa de dos jóvenes enamorados que intentaban de ser ellos contra el mundo, del sueño de una vida mejor.
Pero también era el último beso que recibiría de aquellos tan finos y delgados labios, era la ultima vez que vería felicidad en aquel rostro y sobre todo, ese día se plantearía cumplir el sueño de alguien que nunca llegaría a verlo con sus propios ojos.
Ese seria su ultimó buen recuerdo al lado de Lizzie, ese se convertiría en su memoria más preciada, aquella que guardaría bajo llave por siempre y que se prometería sobre su propia vida jamás olvidar.
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En el corazón de mi tormenta || Fanfiction de Tom Holland
FanfictionEl joven escritor Herman Melville entrevista al último sobreviviente del Ballenero Essex,Thomas Nickerson, acerca de su historia ocurrida hace 35 años, aunque en un principio se niega a dar la entrevista, su esposa lo hace recapacitar y logra que le...