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El agua le entraba por la boca, pero no le importaba.

-Oye siéntate...

El señor Chase lo tomo del brazo y lo ayudo a recostarse sobre la madera.

-...reclinate.

Thomas no podía evitar toser debido al agua que había entrado en su sistema, ni temblar por lo fría que esta estaba.

-Nos quedan unas pocas gotas de agua todavía, no te des por vencido, ¡iremos a casa!

Era obvio que el primer oficial no solo trataba de convencer a Thomas, si no a el mismo.

-¿Usted tiene familia...en casa señor Chase?

-Tengo esposa, y un...un hijo o hija.

Thomas miro a las estrellas.

-Ten fe...por ella.

La vista de Thomas se fijo en Lizzie. La chica estaba dormida, su cuerpo temblaba ligeramente, esto debido a que toda la parte baja se encontraba rodeada de agua, sus brazos y cabeza por otra parte estaban recargados en la madera. 

Las palabras del señor Chase hicieron que Thomas observara detenidamente a la chica que tenia ante sus ojos.

Tenia la cara aun más fina, sus brazos parecían palillos, como si pudiera quebrarse en cualquier momento, los huesos cada vez se le marcaban más, y la ropa le quedaba más grande cada día; prácticamente estaba esquelética.

Si bien era cierto que todos estaban en condiciones deplorables, a ojos de Thomas nadie se veía peor que Lizzie.

-Sin Matthew...

La voz del oficial tembló.

-...ella ya no tiene a nadie, solo a ti.

Fue cuando algo en la cabeza de Thomas hizo clic, Lizzie vivía para ser la sombra de Matthew, pero ahora que no estaba, ¿qué la motivaría a seguir con vida?

El señor Chase la conocía desde hace años, pero el que el siguiera con vida no era un incentivo para la chica, en cambio Thomas si podía serlo, si el se daba por vencido Lizzie no se podría aferrar a nada.

Que lastima que Thomas no pensó en cuales serían las consecuencias si las cosas pasaban al revés.

En el corazón de mi tormenta || Fanfiction de Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora