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-Podría ser la Isla Ducie, sin un mapa, brújula o cuadrante no hay manera de saberlo. Mantendremos las fogatas día y noche, esperemos que algún barco alcance a ver una estela de humo.

Thomas no pudo hacer nada más que soltar un largo suspiro, de alguna manera, después de todo lo que había pasado, el estar en la isla le brindaba una pequeña sensación de tranquilidad después de todo el caos que había vivido.

<<Qué ingenuo estaba siendo.>>

Lizzie estaba sentada a una distancia considerable de los hombres, mientras estos rodeaban la fogata ella parecía rodear la orilla del mar, sus manos rodeaban sus piernas y las atraían a su pecho, tenía la vista perdida en algún punto en la nada.

Después de unas horas, los hombres se dispersaron buscando un lugar y posición en la cual dormir, mientras que Lizzie seguía en la misma posición, Thomas no hacia nada más que observarla, auque después de un rato se dispuso a hacer lo mismo que los demás, apoyo su cabeza en sus manos y estás en la arena, cerró los ojos y se dejó caer en los brazos de Morfeo.

-Nickerson, hey muchacho, despierta.

La voz sonaba áspera aunque demasiado débil. Thomas abrió los ojos sutilmente, aunque cuando vio el origen de esta se incorporo.

-Señor Joy, ¿que sucede?

El segundo oficial no respondió, levantó la mano de manera torpe y señaló en dirección a Lizzie, la cual seguía en la misma posición, quieta cual estatua. Thomas paso su mirada de ella al seños Joy.

-Ve, por favor.

Thomas acato la súplica. Se levantó y camino en dirección a la chica. Al llegar a ella le tocó sutilmente el hombro.

-Lizzie, creo que deberías dormir.

La chica ni siquiera lo volteo a ver, en su lugar pronunciaria las palabras que se convertirían en la penitencia de Thomas durante el resto de su vida.

-¿Por que lo prometiste si sabias que era mentira?

Thomas la había escuchado perfectamente, pero quería pensar que su mente, que su ser lo había traicionado.

-¿Que?

La chica se giró a verlo, sus ojos azules, tan profundos como el mismo mar y al mismo tiempo tan llenos de secretos. Esa mirada nunca la olvidaría.

El dolor, la decepsion, la tristeza, la añoranza y el miedo.

Todo eso estaba grabado en esa mirada.
Todo eso era lo que Lizzie sentía ahora por Thomas.
Y eso lo hacía mil pedazos.

-¿Por que me dijiste que volveríamos?, ¿Por que me mentiste Tommy?

Thomas se inclinó para poder alcanzar la altura de Lizzie.

-No te mentí, volveremos.

-Por favor Tommy, basta.

Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Lizzie, Thomas limpio todas.

-Créeme, nunca te he mentido. Es más cuando tu y yo regresaremos a Nantucket te invitaré a una cita decente.

-Tommy...

Lizzie inclinó la cabeza de forma melancólica.

-Te juro, por el amor que te tengo que regresaremos.

-¿Me amas?

Una tierna sonrisa se formó en la cara de la chica.

Thomas le devolvió la sonrisa, para acto seguido unir sus labios a los de Lizzie y recargarla sutilmente sobre la arena.

Hubiera sido el momento más romántico en la vida de Thomas de no ser porque había jurado la más cruel mentira por su más dulce realidad.

En el corazón de mi tormenta || Fanfiction de Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora