Daddy Luke [Luke.Hemmings] ✔

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Clarie

Le di un largo sorbo a mi café, tratando de no quemar mi boca en el proceso y con mi otra mano libre, me dedicaba a abotonar mi blusa. Decidí que lo mas prudente era que me fuese yo misma al trabajo y no que Jackson y Luke pasarán por mi.

Claro, eso significa que debo empezar a levantarme más temprano.

Hice una mueca de dolor cuando el café paso demasiado rápido por mi garganta quemandola.

Mi teléfono comenzó a vibrar e inmediatamente supe de quien se trataba.

— Ya voy, no me pases a buscar iré sola— Respondí por la línea sin esperar la voz de Luke

—¿A buscar?, Clarie soy Brooke

Escupi el café que tenía en la boca manchando por completo los papeles que Luke me había encargado, para hoy.

—La Santa mierda— Gruñi golpeando mi frente

—¿Estas bien?

—Si yo........No importa ¿Para que llamas?— Pregunté dejando la taza sobre la mesa

De pronto hablar con Brooke no me resultaba tan tedioso ni doloroso, al contrario se sentía más bien grato y agradable. Es como si el dolor ya no estuviese.

—Yo sólo te llamaba para Unm...
Saber como estabas y eso— Su voz se oía algo nerviosa

—Brooke yo......Escucha debo ir a trabajar ahora, ¿Te parece si me llamas más tarde?

Un silencio se instaló por la línea.

—Esta bien, entiendo, adiós Clarie Morgan

Luego de eso cortó.

No le di importancia y seguí con lo mío. Después de unos segundos entre maldiciones e insultos, estuve lista. Tomé mi bolso negro, metí como pude los papeles manchados en una carpeta y salí a mil por hora.

De camino mi teléfono volvió a sonar y esta vez si se trataba del rubio.

—Clarie Morgan..¿Por qué te has ido sola?, exijo una explicación— Su voz se oía algo irritada

—Si, bueno, sobre eso. Creo que es mejor que yo me empiece a ir sola— Respondí algo tensa

—Oh, cariño papi tendrá que enseñarte que a él no se le debe de desobedecer

Cortó la línea y mis dedos temblaron por largos segundos mientras sostenían mi móvil.

Esto podía significar un claro castigo, no se cual ni como, pero era castigo si o si. Traté de apurar mis pasos para por lo menos llegar puntualmente.

Después de unos minutos caminando a velocidad luz, logre llegar. Inmediatamente tomé el ascensor apretando mi bolso a mi pecho.

Cuando las puertas metálicas se abrieron corrí prácticamente hasta el espacio que ocupabamos Karla y yo para trabajar. Al entrar ella estaba bebiendo un café, con su vista pegada al computador. Cerré la puerta tras de mi y ella elevó sus ojos hasta mi persona, alzó una ceja aparentemente confundida.