{2} ¿Qué esperas?

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Es extraño cuando el tiempo se paraliza.

Era una sensación que hace mucho había dejado atrás y ahora que volvía a suceder, recordaba todo tan diferente. Era un bulto que yacía de pronto colgado a mi espalda, haciendo así cada intento de movimiento muy difícil.

Sin embargo, al dar el primer paso, no pude detenerme después. Un tercer y cuarto paso le siguieron al primero, obteniendo una cercanía que solo daba más claridad a lo que mis ojos veían. Es, no obstante, hasta que estoy parada a su lado y sus ojos verdes se posan en mí que realmente creo lo que veo.

—Oh dios...— susurro e inmediatamente mis piernas flaquean.

Caigo sentada a un lado de Julianne. Su cabello rojizo se mueve al suave compás del movimiento de su rostro y por pura inercia, o quizás en respuesta al tremendo shock que experimento, toco parte de este. Ella me observa y me parece que en sus labios se forma una débil sonrisa.

—Ha pasado tanto tiempo...— susurro con exclusividad para mi misma.

—Hola...— su voz sigue manteniendo la dulzura que recordaba y me es inevitable no emocionarme.

Conmocionada, veo su rostro y me pregunto tantas cosas. Es tan sorprendente como en cuestión de segundos la mente puede vagar por las más increíbles lagunas.

—¿Catherine?— el llamado a mi nombre aparta mi atención de Julianne y empatizando con la sorpresa que baña el rostro de Charlenne me pongo de pie inmediatamente.

En su propia conmoción, ella se acerca completamente y sin emitir una sola palabras me abraza y me extraña la manera en que el gesto me parece tan natural y apropiado. Cuando nos separamos, intercambiamos breves palabras sobre tan inesperado encuentro.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?— pregunta ella de pronto, pareciendo realmente interesada en saberlo.

—Casi seis años.— sé que mi precisión no pasa desapercibida y queriendo, seguramente, evitar que se volviera incómodo, ella hace un gesto de sorpresa con sus labios antes de hablar nuevamente.

—Es tan agradable verte. Es realmente una sorpresa maravillosa. Todos...te guardamos mucho cariño.— dice, sintiendo aquello de la única manera en que en ese minuto podía hacerlo.

Como a mí me había sucedido, yo había muerto para ellos.

—Están aquí por...— redirijo la conversación para resolver mi curiosidad.

—Papeleo.— dice ella rápidamente. —Necesito su ficha de tratamiento para Londres. Nos mudaremos de manera definitiva. Finalmente.— noto el tono le leve entusiasmo en su voz y escucho también, en alguna parte muy reservada de mi ser, preguntas que no deberían jamás preocuparme.

{ II } SUEÑOS SALVAJESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora