[ Lunes 25 de Mayo, 2015 ]
Por un segundo, me detengo. Alzo la cabeza y vuelvo a observar la impecable fachada del hotel Fairmont. Y por primera vez, dentro de todo lo descabellado ya, la pregunta cruza por mi mente.
¿He hecho bien al acceder a esto?
Sabía muy bien la respuesta, y es quizás mi negación para querer enfrentarla, que escucho un breve verso motivador dentro de mi mente. Para él todo esto era un juego, para mi todo era un deber. Era mi obligación dejarle en claro que yo no estaba dispuesta a caer una vez más en sus garras.
A través de una precisa llamada telefónica le había indicado a Stella que nuestro encuentro sería a las ocho de la tarde, ese lunes y en el lujoso restaurant del hotel. Cuando indico mi nombre, la joven chica me recibe afectuosamente, indicándome así el camino e informándome también que el señor Fassbender ya se encontraba esperando por mí.
Nos detenemos frente a lo que ya conozco como la zona más privada del restaurant. Un pequeño salón custodiado por dos puertas del público general. Respiro profundamente y cuando el aire escapa, me recuerdo que una vez dentro del lugar debía tener cuidado con cada palabra y movimiento. Él estaría más atento que nunca a mí.
Cuando las puertas se abren al fin, Sebastián se encuentra de espaldas. Con aquella aura misteriosa, él gira sobre sus talones dejándome así disfrutar de la impresionante estampa que esa noche le cubre. Su mirada desciende por mi cuerpo con una sutileza que sin duda ha dejado olvidada en casa y cuando vuelve a observar mi rostro, el azul de sus ojos me parece más brillante.
—Impresionante.— pronuncia segundos después de encontrarnos a solas.
Doy un paso más, sintiendo poco a poco como el cálido ambiente de la habitación se siente tan bien contra mi piel.
—Has pedido una reunión de negocios.— susurro. —Aquí estamos, entonces.— continuo, notando el delicado movimiento de su rostro como respuesta a mis palabras.
—¿Negocios? ¿Tú y yo?
—Estoy aquí porque pensé que tenías una proposición.— le aclaro, queriendo nada más que confundirle con el sinsentido de mis palabras. —¿Tienes una proposición?— pregunto y creo ver, sutilmente, entre la oscuridad y el brillo intenso mostrado en su mirada que consigo mi cometido.
No obstante, no obtengo una respuesta verbal ya que somos interrumpidos. La cena es dejada tan rápidamente como su anuncio lo fue, encontrándonos ambos sentados frente a frente en la bien dispuesta mesa. Cuando el silencio ha llegado nuevamente, ya le he inspeccionado completamente.
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{ II } SUEÑOS SALVAJES
Teen Fiction✓ ❝¿estás dispuesta a intentarlo una vez más?❞ Cuando se pierde un amor, cuando una ilusión se quiebra, ¿Cómo se puede confiar nuevamente? ¿Cómo se puede perdonar? ¿Cómo se puede volver a amar? Cuando un corazón se destruye, mucho cuesta el volve...