[ Sábado 18 de Julio, 2015 ]
[ Londres ]
La indeseada noche había llegado y todo a mi alrededor se sentía de una incertidumbre enorme. Era claro que para ninguno de los dos era lo ideal pasar una noche de sábado así, pero, sabíamos muy bien que el esfuerzo era por un propósito mayor.
Cuando dejo la habitación del baño, tras mis últimos retoques frente al espejo, la mirada de Sebastián me recorre de pies a cabeza con la misma sutileza que ya no se molestaba ni siquiera en intentar usar. Sabía que el color y la sofisticación de mi vestido le encantaban.
—¿Necesitas ayuda?— susurro dando los primeros pasos a su dirección.
—Por favor.— dice, deambulando aun su mirada azul por mi cuerpo hasta que me detengo frente a él y hace contacto con mi mirada.
Después de ocuparme de los botones restantes de su camisa, rodeo su cuello con la corbata comenzando así, con la paciencia que amerita, a armar el nudo de esta, todo bajo su impecable inspección.
—¿Hay algo que quisieras decirme?— pregunto a los segundos, ya casi terminando con mi tarea.
—¿Por qué? ¿Te estoy haciendo sentir incómoda?— responde de la manera que hace tanto tiempo estaba prohibida, ocasionando en mí una gracia bastante particular.
Mis manos aprietan por última vez el nudo perfectamente acabado, regalándole una media sonrisa a mi amor antes de volver a conectar con la poderosa energía de su mirada.
—Incómoda no es la palabra que usaría.
—¿Cómo lo llamarías entonces?
—¿Cómo lo llamarías tú?— me atrevo a contestar de una manera que quizás él considera tremendamente descarada, y por la manera en que su mirada se entrecierra y su semblante cambia, claro que lo piensa.
—¿Recuerdas que tenemos reglas?— dice con el azul en su mirada ya lascivamente oscurecido.
—¿Las tenemos?— pregunto completamente entregada a mi atrevimiento y confiada en mi osadía. —Pensé que habíamos dejado esa tontería en el pasado.— mis manos dejan su corbata y caen contra su torso, desplazándose lentamente hacia abajo.
Siento bajo mis manos como él reacciona a mi caricia tensándose los músculos alrededor de su rostro suavemente, al tiempo su expresión muestra una despreocupación bastante sería.
—No parecía así cuando te folle esta mañana. O ni siquiera hace unos minutos cuando te agarré del pelo y te ordené que te inclinaras ante mí.— dice con un encanto que es severo, pero pasivamente delicioso.
Sus palabras proclaman el recuerdo de lo que sucedió después. Como su cuerpo se unió al mío y sus caderas no se detuvieron hasta que ambos alcanzáramos nuestro más preciado cielo.
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{ II } SUEÑOS SALVAJES
Teen Fiction✓ ❝¿estás dispuesta a intentarlo una vez más?❞ Cuando se pierde un amor, cuando una ilusión se quiebra, ¿Cómo se puede confiar nuevamente? ¿Cómo se puede perdonar? ¿Cómo se puede volver a amar? Cuando un corazón se destruye, mucho cuesta el volve...