{8} Dímelo

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[ Miércoles 27 de Mayo, 2015 ]



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Como muy pocas veces sucede, los halagos de Patrick me sonrojan. Él aprovecha mi nerviosismo y se acerca mucho más. Su mano alza mi rostro y un casto beso deposita contra mis labios. No sé que parte de mi en ese momento no me permite responderle. Todo era muy confuso.

La puerta de la reunión de juntas se abre a los segundos, tomándonos por sorpresa y sabiendo que debemos comportarnos. Mi amigo se aleja para así recibir a sus invitados como corresponde. Solo cuatro entran en los primeros minutos, todos acercándose a mí, recordándome y saludándome con amabilidad.

Una vez más, y por última vez, me encuentro ayudando a mi amigo en lo que él ha denominado como la segunda parte de su plan. La fiesta de hace unos días había sido solo el comienzo para atraparlos, ahora él se encargaría en lo que la reunión durara en demostrarles todo el potencial y los beneficios que podrían obtener de las empresas Holland si decidieran colaborar. 

Desde el segundo en que sus palabras dejaron sus labios, sabía lo que eso significaría. Había tratado de persuadirle, mentí mucho más de lo permitido quizás, pero él rogo y suplico de una manera en que no pude negar. Mi deber era permanecer en silencio y lo más alejada posible de todos.

Cuando tomo asiento, por petición de Patrick, sé que he tomado su lado derecho. Esto me da vista de la mesa de manera panorámica cuando inspecciono, regalándole una delicada sonrisa a los hombres que ya se encuentran tomando sus puestos. Un segundo después, la puerta se vuelve a abrir, mostrándose primero la secretaria de Patrick, quien con una elegancia que me parece exagerada, anuncia la presencia de quien menos deseaba ver.

Sebastián recibe el saludo de Patrick inmediatamente. Ellos intercambian palabras que desde donde me encuentro me sin imposible oír. Les observo, él aún desconocido de mi presencia y odio que mi mente llegue a la misma conclusión. Él es un dios, pérfido y perverso en todo su esplendor, glorioso, hermoso y sensual en cada uno de sus suaves movimientos. Maldita sea.

De pronto, al alzar la mirada, veo como èl inspecciona la habitación. Es un gesto rápido que comienza desde el primer hombre sentado en lo que es su orilla izquierda, pasando de igual manera por mí, volviendo rápidamente a ejecutar un breve intercambio de palabras con Patrick. Luego, él se aleja, camina dentro de la habitación, viendo enseguida como establece una conversación con los demás hombres.

Me remuevo en mi asiento incómoda, alejando la mirada del grupo antes de que fuera descubierta, pero pronto me encuentro dirigiéndole miradas que no puedo evitar. De su parte, no hay nada. Ni siquiera se repite el fugaz contacto que hace unos segundos habíamos tenido. Él ignoraba mi presencia, sin duda.

{ II } SUEÑOS SALVAJESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora