[ Martes 26 de Mayo, 2015 ]
Había sido una completa equivocación dejar aquel encuentro para el día antes del cual tenía previsto retomar mis actividades en la universidad. Mi noche había sido desastrosa y mi mañana iba siendo aun peor. Todo lo que trataba de hacer salía mal. Nada estaba de mi lado.
Cuando las fotocopias que saco vuelven a salir mal por tercera vez, me rindo y le pido ayuda a Amanda, la agradable secretaria que teníamos en el piso de profesores. Con su siempre tan amable sonrisa ella me dice que en un momento las tendrá listas. Le agradezco su disposición y de camino a mi oficina, mis pensamientos se encuentran ya atrapados en los recuerdos de anoche.
Algo extraño sucedida conmigo. Pensaba en mi convicción la noche pasada. En la estúpida suplica que había salido de entre mis labios. En todos los riegos que él se había permitido realizar, también. Y, aun así, cuando cada palabra suya me parecía irritante a más no poder, algo no se sentía bien. Había todavía una gruesa bruma de incertidumbre a mi alrededor. Tenía, de alguna u otra forma, que hacerla desaparecer cuanto antes.
Pestañeo y me acomodo en mi silla para continuar con el trabajo en las carpetas de contenidos semestrales que manejaba, escuchando, pasivamente los pasos de Amanda cerca de mi puerta. Espero escuchar el sutil golpe en esta como la chica siempre suele hacer, no obstante, esta vez, no lo hay. La puerta se abre completamente mostrándome la atractiva e intimidante figura de Sebastián Fassbender.
—Lo siento, señorita Perret...— se disculpa Amanda, agitada y colorada detrás de él y la visión que tengo de ella me recuerda a mí misma hace un par de años, irónicamente, en una situación muy similar con el hombre que ahora se detiene frente a mi escritorio con una rígida mueca en el rostro.
—Ahora yo necesito hablar contigo. Será rápido y preciso.— sus palabras son el eco de las que yo use en su oficina hace un par de días y sin duda, era una mofa de su parte.
Manteniendo mi mirada en él, respiro profundamente, controlando así el disgusto que pronto crece a poderosa ira dentro de mí. Arrastro mi mirada a la joven Amanda quien aún mortificada sigue observando. Contra mi total voluntad, le pido que nos deje solos.
—Honestamente, no sé qué hacer.— digo. —¿Qué quieres que haga para que no vuelva a verte nunca más?— mi pregunta es directa y muestra mi sincero desagrado a su presencia.
Yo aun sentada, él desde su posición, entrecierra sus ojos azules fugazmente y por la manera en que su mirada desciende sé que mis palabras han causado descontento, también.
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{ II } SUEÑOS SALVAJES
Teen Fiction✓ ❝¿estás dispuesta a intentarlo una vez más?❞ Cuando se pierde un amor, cuando una ilusión se quiebra, ¿Cómo se puede confiar nuevamente? ¿Cómo se puede perdonar? ¿Cómo se puede volver a amar? Cuando un corazón se destruye, mucho cuesta el volve...