Una vez más, una oportunidad más #1 {terminado}

34

Capítulo 34
—•—
Insomnio.

Unknown POVs.

—Drew, se está empezando a dar cuenta de su origen, vas a tener que apresurar tu viaje. —soltó repentinamente la voz femenina escuchándose preocupada.

¿Realmente lo estaba?

—¿Ya?, no creo que pueda regresar. Necesito más tiempo.

—¿Y qué quieres que haga?, ya lo intenté todo.

—Debe haber alguna manera de alargar esta situación...

—Pensándolo bien, la hay.

—¿Cuál es?

—Tú sólo te darás cuenta.

Barbara's POVs

—Sí, señor. —los chicos empezaron su entrenamiento en ese preciso momento que apenas había tomado asiento en las gradas, enero no había comenzando tan mal como creía.

Exceptuando el comportamiento extraño de Valeria y Finnegan conmigo.

Después de eso no tenía cuidado con otras cosas, demasiados nuevos exámenes, presentaciones, trabajos, ensayos, posiblemente exprimiré mi cerebro antes de tiempo.

En todo el día este había sido mi único descanso, Connor también me había invitado a verlo, y yo acepté ya que luego iríamos por un helado.

Petición de él para que aceptará, cabe decir.

Me fijé en el cuaderno que tenía sobre mis piernas abierto, el mismo símbolo de la luna y un especie de sol entrelazados, el bosque debajo de ellos sumándole esa figura del tierno lobo que me visitaba cada noche que sentía temor.

—¡Koch!, ¡¿qué demonios estás haciendo?! —gritó el entrenador llamando mi atención, pues al parecer había ocurrido algo con el castaño.

Cerré mi cuaderno y volví a mi sándwich, pero con la mirada fija en el campo.

—Sí, entrenador. —terminó de decir el sudichoso trotando de nuevo a la formación, no sin antes sonreír en mi dirección.

—¡Scott!, ¡ojos en el campo!

Pobres chicos.

Aún recordaba a mis entrenadores, solían ser estrictos sacando lo mejor de nosotros sin volverse locos antes.

La casualidad que había era que cerca del campo había un pequeño bosque, el punto era que me sentía observada desde esa dirección, un extraño escalofrío pasó por mi cuerpo cuando me fijé en ese lugar.

Mi piel se erizo, no hacía frío a comparación de cómo había sido diciembre, observé con más cuidado entre los frondosos árboles perdiendo la atención de la práctica.

—Barbara...

Y ahí estaba ese susurro que empeoraba mis nervios.

Estaba sola de ese lado de las gradas, la corriente de aire que sentía era normal, pero igual lograba que yo sintiese escalofríos, empecé a sudar frío, mis sentidos se agudizaron un poco más como sí algo estuviese por pasar, mi dedo anular tenía un tic nervioso.