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La soledad termina volviéndose nuestro mejor amiga tanto como nuestra peor enemiga.
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Capítulo 9

—¡Barbara!

En estos momentos lo único que quiero es dormir.

—Nooo. —murmuré contra mi almohada.

—Ya es Lunes. Hoy tienes escuela, debes levantarte. —La voz de Diane me hizo moverme un poco donde estaba.

Hoy era el primer día.

Me levante de golpe de mi cama, las sabanas se enredaron a mi alrededor cuando intenté levantarme provocando que así cayese al suelo en un golpe sordo.

—No me gustan los lunes. —me queje en un gruñido intentando volver a levantarme pero sólo conseguí caerme de nuevo.

—¿Estás bien?

—Mmm, sí, ¿mi papá ya se fue? —arranque todas las sabanas dejando mis piernas libre volviendo a levantarme con cuidado.

—En la noche se va, cariño. —hice una mueca cuando escuché su respuesta y deje que un suspiro largo se escapará de mis labios.

—Vale... ¿Qué hora es?

La mujer de la edad de mi abuelo me miró curiosa y entre algo divertida.

—Son las seis y veinte. —Diane sonrió divertida apoyada en el marco de mi puerta y sólo asentí, cuando mi mente logró procesar la hora corrí hasta el baño.

Tome una rápida ducha sin tener más tiempo a nada, camine hasta mi armario sacando un pantalón de mezclilla, no vi que suéter tome ya que estaba apurada, mi ropa estaba vuelta un desastre total.

Cuando logré vestirme toda incluyendo el que me hubiese colocado una blusa fresca tomé las converse blancas, mis par favorito de zapatos.

Cepille mi cabello quitándole los nudos y tomándolo en una coleta alta, me puse los lentes y baje las escaleras cuando salí de la habitación.

Posiblemente flash sentiría envidia por lo rápido que me había tardado en todo, vale, era claro que yo en esos momentos deseaba ser flash, así posiblemente tendría más tiempo para todo.

—Buenos días, Nessa. —salude apenas entré a la cocina.

—Buenos días, cariño. —respondió tomando un sorbo de su café luego de haber colocado una manzana frente al plato de mi desayuno.

Mi estomago protestó apenas sentí ese exquisito olor a tortillas.

—Hey Barbar. —Clary me saludo sonriente.

—Buenos días hermanos.

—¿Estás preparada para el primer día, pequeña? —Adam sonrió con extrema ternura.

Típico de él, al ser tan risueño conmigo o Clary.

—Un poco. —confesé con una sonrisa ladina tragando un trozo de la tortilla.— ¿y papá?

—Buenos días a todos. —el recién nombrado entró con una amplia sonrisa, todos respondimos a su saludo.—les tengo una noticia.

Hice una mueca al pensar en que podría ser, papá no solía dar buenas noticias últimamente.

Mis hermanos e incluso Chase, le hicieron una seña para que prosiguiese.

—Barbara ya lo sabe. —deje de tragar ahogándome un poco cuando me atoré. Nessa corrió hasta mi dándome un vaso de agua más unas pequeñas palmadas en la espalda.

Ojalá eso sólo sea una muy mala broma de mi papá, aún deseo que no sea real.

—Gracias, estoy bien. —Nessa me mira preocupada y se lo aseguro con la mirada, ella se aleja y asiente.

Posiblemente aún seguía colorada por lo que había pasado reciente, por eso Nessa se seguía manteniendo cerca de mi.

—Bien, pues procedo, pasa que Danessa y yo nos iremos de viaje por algún tiempo para resolver algunos problemas de los hoteles. —Mis dos hermanos mayores lo miraban atento, Clary seguramente ya lo intuía porque comía con una mueca en su rostro.

—Nosotros iremos, ¿no? —preguntó mi hermana menor.

—No. —Acaba de caerles la bomba encima.— quería hablarles sobre eso.

—Ojalá no sea lo que creo. —Adam masculló entre dientes y papá pareció no tomarle atención porque siguió hablando igual.

—Ustedes van a quedarse en casa de Hazel. —nombró a nuestra progenitora.

El silencio qué pasó en esos mismos segundos fue tan tenso que sería difícil intentar cortarlo siquiera con un cuchillo.

—¡¿Qué?! —exclamaron.

—En serio papá, ¿no era una broma? —pregunté rogando que la respuesta fuese afirmativa.

—Es totalmente real hija, no, no es una broma.

—Pero... ¿Por qué? —Adam mantuvo la calma esos segundos.

—El abuelo no puede cuidarlos, no hay otras personas que puedan cuidarlos tampoco.

—Sigo sin entender por qué tenemos que ir con Hazel. —Está vez mi hermana fue la que expresó su disgusto. Ninguno de nosotros tenía ese tipo de afecto por nuestra madre.

—Porqué sí, y punto. —papá nos miró a todos y dio entender que no hablaría más del tema, Danessa permanecía en silencio.

—Está fue una decisión de su padre chicos, no me miren así.

—Ella tiene razón. Fue mi decisión, no quiero discusiones al respecto, mañana irán a quedarse con Hazel. —concluyó saliendo de la cocina.

Chase parecía estar en su propio mundo, Adam sólo se levantó de la mesa y tomó una larga respiración, Clary por otro lado sólo veía su plato.

—No deben preocuparse chicos, no estarán solos, los señores de seguridad los acompañarán, estarán con ustedes en cualquier momento que los necesiten. —Nessa se refirió a nuestros queridos mejores amigos, bueno también guardaespaldas y los mejores conductores del mundo porqué aún no tenemos licencia.—Todo va a estar bien mis niños. Ahora vayan a clases, es algo tarde. —nos regaló una sonrisa dulce y luego terminó diciendo que nos apurásemos.

—¿Qué hora es?

—Las siete y media. —Adam dejó de mirar su celular, agradecimos el desayuno y salimos corriendo.

Nuestros colegas, nos esperaban ya listos con sus trajes negros.

Mis hermanos le decían el escuadrón de acero.

—Buenos días señores. —saludamos sonrientes y ellos respondieron igual, subimos al auto terminando de acomodarnos en los asientos.

Segundos después estábamos llegando casi al instituto.

—C, podrías dejarnos donde siempre? —mi hermana pregunto amable y él asintió con una sonrisa agradable. — ten un buen día y diles al súper escuadrón que también lo tengan.

—Eso haré. —rió haciéndonos sonreír, nos despedimos y nos bajamos en el sitio.

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Una vez más, una oportunidad más #1 {terminado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora