Una vez más, una oportunidad más #1 {terminado}

6

Tan negro como el cielo en noches sin estrellas, era su corazón.
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Capítulo 6

Cosas fuera de lugar.

—Necesito decirte algo importante. —murmuro y fruncí el ceño.— Quiero una cuñada. —volviendo a probar el chocolate le hice una seña para que siguiera, aunque estuviera confundida.— no quiero alguien que sea falsa e hipócrita, te quiero a ti.

Fue ahí cuando me empecé a ahogar con el trago de chocolate, ella se levantó rápidamente y palmeó mi espalda levemente, cuando dejé de toser y recuperé el aliento la miré.

—¿Estás bien?

Asentí casi que pérdida de la realidad, cuando volví a verla lo único que pude hacer fue articular.

—¿Cuñada?, ¿Val estás bien?

Cuándo Valeria quería o pensaba algo solía ser muy directa, la cosa es que no me esperaba que ella me escogiese a mi.

—Sí.

—Sigo confundida con esta situación, precisamente no soy una reina de belleza y simplemente... ¿Qué rayos tienes en la cabeza?

Ella abrió los ojos como platos y se cruzó de brazos.

—En estos momentos estás siendo tonta Bárbara, tienes un cuerpo lindo en todos los estándares, no eres fea.

—Sí así fuera, no recibiría burlas por parte de los chicos, Val. —replique viéndola.

—Sí abrieses los ojos notarías que lo que importa no es la apariencia, es la personalidad. Y tus sentimientos.

—Deja de bromear, Valeria. —suspiré con frustración y su expresión fue de pura seriedad.

—No estoy bromeando.

—Bien.

Cambio el tema rápidamente cuando noto que podría ser el inicio de una discusión nada agradable, la castaña se re acomodo en el asiento y sonrió.

—¿Entonces?, ¿serás mi cuñada?

—No lo creo, nena. Es demasiado pronto para pensar en cosas que no van a pasar y mira que es una idea sumamente descabellada.

Ella se iba a quejar pero notó que no había terminado de hablar.

—A veces me cuesta creer cómo es que ves todo con tanta felicidad, Valeria. —un suspiro largo se escapó de mis labios justo en ese momento, ella se rió guiñándome un ojo.

—Acaso eso es un... ¿sí?

—Es un "absolutamente no".

Puso los ojos en blanco y hizo un puchero.

—Estás loca.

—Así me quieres.

—No lo niego.

—Entonces hazlo un, "lo pensaré".

—No creo que funcione.

—Por favor. —junto sus manos y me miró con ojos de perrito.

—Ahg, esta bien.

—Sí va a funcionar.

—¿Quién puede contigo? —me reí divertida del asunto, que aunque fuera algo absurdo era entretenido.

—Chicaassassa, aquí traigo tres tortas de chocolate. —Finn sonrió sentándose luego de colocar aquellas porciones sobre la mesa.

—Gracias grandulón. —Valeria me miró con una sonrisa divertida, la cual me hizo rodar los ojos.