Capítulo 34

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—¡Muevete más rápido!

—No me digas como hacerlo.

—Tengo que decirte como hacerlo o no lo harás bien.— dijo exaspera

—Eso si dolió Alessandra.

—¡No son caricias Connor!, va de nuevo trata de esquivarlos mas rápido.

Me coloque de nuevo en posición y Alessandra comenzó a lanzar puñetazos que lograba esquivarlos cada vez más rápido.

—Muy bien Connor, cada vez eres más rápido.

Sonreí al oír el orgullo con el que Alessandra había dicho esas palabras.

—¿Crees que pueda lanzar unos cuantos?— pregunte mirando hacia la mesa donde están los cuchillos

—De hecho es lo que sigue en tu entrenamiento.— dijo Alessandra mientras empezaba a caminar hacia la mesa donde estaban los cuchillos

—¿De verdad?

—Sí.— contestó mientras me pasaba un cuchillo— ¿Ves el árbol que tiene el punto rojo?

—Si.— dije cuando logre ubicar el árbol

—Lanza el cuchillo para que quedé clavado en el árbol.— dijo Alessandra

Tome con fuerza el mango del cuchillo para después lanzarlo, el cuchillo solo golpeó el árbol.

—Sigue intentando.

—¡No puedo hacerlo!— grite enojado cuando el décimo cuchillo caía al suelo, ninguno de los cuchillos que lance se encajo en el árbol

—Tranquilo Connor seguiremos entrenando.— dijo Alessandra mientras levantaba los cuchillos y los dejaba en la mesa— Tienes que sentir que el cuchillo es parte de ti y que en el lugar en donde apuntes, sera el lugar donde dará sin fallar.

Alessandra tomo un cuchillo de la punta y lo lanzo, se escucho un golpee seco cuando el cuchillo que lanzó quedo clavado exactamente en el punto rojo que estaba en el árbol. La pelinegra se coloco atrás de mi y puso un cuchillo en mi mano.

—Separa un poco las piernas, recuerda el cuchillo es parte de ti, fija el lugar en donde quieras que el cuchillo se clave.— dijo Alessandra mientras me acomodaba— Lanza.

Hice lo que dijo Alessandra y el cuchillo quedó clavado en el árbol, no en el punto rojo pero por lo menos ya había quedado clavado el cuchillo.

—¡Lo logré!— dije para después darme la vuelta, tomar de la cadera a Alessandra y levantarla para comenzar a darle vueltas

Me detuve cuando escuche la risa de Alessandra, la pelinegra puso las manos en mis hombros y yo sujete sus piernas de manera de que ella enredara sus piernas en mi cadera.

—¿Qué me has hecho?— pregunté después de un rato de mirarla

—Eso debería preguntarlo yo, fuiste tu quien se metió hasta por debajo de mi piel.— dijo Alessandra mientras acariciaba mi mejilla

No pude resistirme y junte mis labios con los de Alessandra, la pelinegra me correspondió el beso, mordió mi labio y lo jaló un poco.

—¿Qué somos, Alessandra?— pregunté cuando nuestro beso termino

En cuanto terminé de hacer la pregunta la mirada de Alessandra se endureció e hizo ademán de querer que la bajara por lo que la coloque en el suelo.

—Somos amigos.— contestó cuando puso distancia entre nosotros

—Los amigos no se besan y no duermen en la misma cama.

Bellezas mortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora