Capítulo 5: Emma

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―Debiste espantarte mucho ―comentó Penny cuando Emma terminó de contar un resumen (una muy muy muy resumida historia) de su accidente

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―Debiste espantarte mucho ―comentó Penny cuando Emma terminó de contar un resumen (una muy muy muy resumida historia) de su accidente. La pelirroja parecía no notar la incomodidad de su amiga al hablar del tema.

―Obvio que se espantó, tonta ―gruñó Sara―. No le hagas caso ―le dijo a Emma―, ya sabes cómo es.

Emma imitó la sonrisa que le dio Penny.

―Les traigo este bocadillo ―anunció Stella entrando en la habitación con unos sándwiches de atún y Coca-Cola―. A penas esté la comida las llamo.

Emma aún estaba llena del desayuno, y supuso que su mamá lo había deducido, porque en la bandeja solo había tres sándwiches.

Las chicas habían llegado más temprano de lo que Emma supuso que tardarían en llegar. Jamie había subido corriendo a avisarle que sus amigas ya estaban abajo, dándole a Emma unos cuantos segundos para cepillarse el cabello antes de que ellas irrumpieran en la habitación con gritos que habían, inútilmente, tratado de callar. A Emma no le quedó más que sonreír en bienvenida, notando la reticencia de Becca a unirse al festejo de las otras dos.

―¿Y cómo te rascas? ―le preguntó Penny.

―Pen ―regañó Sara, golpeándola en la pierna con su pie.

―Uso ese palito ―señaló Emma con una sonrisita tímida y voz baja―. Pero no le digan a mamá; se preocupa, por lo de las infecciones y eso.

Sara y Penny asintieron, esta última formando una "o" con los labios. Becca le daba una mirada desaprobadora, aunque se molestaba en disimularla. Tal vez pensaba igual que Stella.

―¿Cómo estuvo la competencia? ―preguntó Emma, cambiando radicalmente de tema, incomodando a las otras chicas. Emma podía imaginarse a Becca advirtiéndoles que no hablaran de ello por nada del mundo.

Hubo un silencio en la habitación que les permitió escuchar el ruido que hizo una cuchara al caerse en algún lugar de la planta baja.

―No estuvo mal ―respondió Becca, finalmente―. Hmm... Los sándwiches que hace tu mamá son los mejores...

Sara miró el aperitivo entre sus manos, la Coca-Cola servida en un vaso de vidrio en medio de sus piernas que mojaba un poco el pantalón azul cielo que llevaba.

―¿Qué? ―les interrogó Emma, esbozando una media sonrisa―. ¿Tienen prohibido hablar de la academia o qué?

Reconoció de inmediato que sonó más tosca de lo que en realidad había querido sonar: solo un poco seria. Ahora ellas la miraban con más duda en sus miradas que antes, lo que la hizo soltar el aire de una manera sofocada. Okey, no podía permitir que la situación avanzara de esta forma. Las últimas semanas habían sido ya bastante incómodas y de a mierda, y este momento se suponía que la ayudaría a sentirse bien.

―Oigan, creo que el plan de venir a verme es hacer que me sienta mejor, ¿no? ―Las chicas asintieron levemente―. Bien, entonces, ¿podemos tener una conversación normal... por favor?

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