Capítulo 6: Caleb

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El sol ya se ocultaba, dando paso a una noche cargada de planes como cada viernes en el barrio de Caleb

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El sol ya se ocultaba, dando paso a una noche cargada de planes como cada viernes en el barrio de Caleb. Habría fiesta en casa de alguien, seguramente porque toda la familia salió de paseo menos el hijo fiestero. Los bares se llenarían de personas que, posiblemente, beberían hasta el lunes por la mañana. Algo que sabía Caleb, era que, para beber, te aparecían amigos de todos lados. Su padre quizás se iría con sus amigos, a beber a algún bar alejado, donde sus hijos no pudieran verlo.

―No puedes quedarte aquí ―le dijo Louis por tercera vez en el día―, te lo prohíbo.

―No voy a salir, ya te dije. No jodas.

―Y ¿qué vas a hacer? ―lo desafió, con las manos en las cinturas, como una madre reclamona―. ¿Ver porno y pajearte?

Caleb abrió los ojos sorpresiva y reprobatoriamente.

―¡Qué te pasa! ―gruñó Caleb en voz alta, y bajando la voz, dijo―: Rosy está arriba, así que modera tu lengua... Idiota.

―Lo siento, lo siento... ―Louis levantó las manos en señal de paz, moviéndose hasta el sofá largo para dejarse caer como si llegara de un día pesado de trabajo―. Es que Tracy va a hacer una fiesta y me invitó.

―Entonces ve ―le dijo Caleb, tranquilo―. No sé por qué tengo que ir yo... Ya sabes lo que ella piensa de mí.

Tracy era la mejor amiga de la ex novia de Caleb, con la cual, no terminaron muy bien las cosas.

―Mira ―le dijo Louis―, quizás ya se les pasó. Ya sabes cómo son las mujeres... A veces inventan un drama para darle sentido a la novela de sus vidas.

―Bueno, ese drama casi me incendia la moto.

Louis rodó los ojos.

―No insistas ―repitió Caleb, sentándose en el sofá de al frente―. No iré, y es mi última palabra.

―Vamos, Thomas ―rogó Louis. Era el único que llamaba así a Caleb, sin que éste se molestara. Aparte de Louis, solo su madre lo llamaba por su primer nombre, entero o con diminutivos―. Solo vamos un ratito, y si te aburres nos venimos ―negoció.

―Tú no entiendes, ¿verdad? Además ―se apresuró Caleb cuando vio que Louis iba a interrumpirlo―, no voy a dejar sola a Rosy.

―¿Y tu papá?

Caleb rodó los ojos.

―Su noche de farra empezó hace un rato cuando cerramos el taller.

Louis pensó en alguien para que cuidara a Rosy, y Caleb pudo presentirlo, conociéndolo como lo conocía.

―Y no voy a dejarla con la vecina ―dijo Caleb.

Louis descartó una idea, luego se le iluminó la cara.

―¿Y si le digo a mi mamá? ―se le ocurrió, sonriente―. Ella estaría más que feliz de...

Caleb levantó las manos, deteniéndolo.

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