"Interrogatorio"

351 35 4
                                    


A/N: Quizá un poco fuera de personaje, pero con el poco Rivetra que hay hoy en día busqué un poco de comedia. Escrito en marzo, 2017.

Con cerca de quince años de haber sido construida y remodelada tres años atrás a causa de un incendio ocasionado de forma accidental, la pequeña taberna de Stohess continuaba siendo un atractivo del distrito de Stohess. A pesar de que no existía alguna peculiaridad especial sobre el local; el olor a madera y alcohol se impregnaba al ingresar al interior al igual que una que otra silla rechinaba al momento de sentarse, era la tradicional carta de vino fermentado y cerveza lo que definía el establecimiento como un lugar para relajarse en compañía y olvidarse de los temores que avecindaban sobre el futuro de la muralla Sina.

Miembros de la Legión de Reconocimiento acostumbraban a visitar el local mientras elaboraban los preparativos para una futura expedición fuera de las murallas. Si bien en aquella noche no portaban sus vistosas capas de tonalidad militar ni el pesado armamento en sus piernas, su vestimenta citadina no pasaba desapercibido para los visitantes al interior ya que los rumores acerca sobre si esos soldados eran lo suficientemente capaces para derrotar las tierras titánicas o el hecho de que la Monarquía había creado una farsa al estereotiparlos como el futuro de la Humanidad permanecían presentes a través de las mesas llenas de tarros de cerveza y monedas listas para ser apostadas en juegos de cartas.

—Al menos ya dejaron de husmear en donde no deben. —habló Mike ante un momento de silencio al recibir la segunda tanda de cerveza y tomar un sorbo de su tarro, sonriendo con complacencia al sentir el fuerte sabor de la bebida recorrer su garganta.

—Mientras no causen alboroto alguno, nuestra reputación está controlada. —indicó Erwin, sus ojos azules vigilando sutilmente algún movimiento sospechoso a su alrededor —Levi, estás muy callado.

—No me gusta perder mi tiempo en conversaciones sin sentido. —sus brazos se encontraban cruzados, inmune ante el tarro de cerveza que se encontraba a su frente.

—No empieces enano, relájate un poco y disfruta del alcohol. —la chillante voz de Hanji resultaba fastidiosa en ciertas ocasiones, o quizá en muchas para alguien tan sombrío y huraño como lo era el capitán Levi. —¿No vas a querer tu cerveza? —alargó su brazo en señal de hurtar el solitario tarro de alcohol que parecía encontrarse rechazado por su dueño.

—No hagas estupideces, Hanji. —hábil desde nacimiento, movió el envase de vidrio centímetros más lejos, de forma que su contrincante no lo alcanzaría; lo cual ocasionó que Mike y Erwin rieran ante el burdo suceso.

—Que antipático estás hoy Levi, te hace falta una mujer. —suspiró como si se encontrase rendida al no encontrar solución al problema de su compañero sobre relacionarse con las personas y entablar una conversación. —Hay muchas mujeres lindas por aquí.

—Cierto. — una sonrisa socarrona se formó en los labios de Mike, sin dejar pasar su habitual rutina de olfatear los aromas a su alrededor.

— ¿Quieres que te ayude? —incitó una vez más, anticipando en su maliciosa mirada un plan que se dibujaba en su mente. Molestar a alguien como el soldado más fuerte de la Humanidad era una de sus actividades preferidas y no dejaría escapar la oportunidad en ese momento.

—No y mejor cierra la boca.

—Que afán el tuyo de molestarlo, Hanji. —las atractivas facciones del hombre de cejas pobladas y cabello rubio se tornaron apacibles, como si estuviese acostumbrado a ese tipo de rutinas.

Más Hanji no prestó atención alguna. Bebió un sorbo de su bebida y continuó insistiendo.

—Ah, entonces ¿Prefieres a un hombre?

—Estás loca. —el hombre de flequillo oscuro se giró hacia su compañera y le dirigió una mueca de fastidio, decidiendo beber por primera vez su tarro de cerveza. El sabor era tolerable, más no su preferido según su criterio.

—Vamos, todos aquí deseamos apoyarte. —le alentó con talentosa audacia —¿Cómo te gustan las mujeres?

—Nunca lo he pensado.— se encogió de hombros, mostrando resignación. Quizá si seguía de su juego, se terminaría callando y lo dejaría en paz ya que algunas veces el plan resultaba. Sin embargo, Hanji era un soldado impredecible y se podía esperar cualquier cosa.

—No digas tonterías. Veamos, ¿Altas y de cabello rizado?

—No...

—Cuidado con sus preguntas, Levi. —susurró Mike acercándose a su hombro e inclinarse debido a la amplia diferencia de estaturas.

—¿Acaso de cabello rojizo? —Era una pregunta ambigua, pero lo suficientemente sutil para capturar su atención. Notó en cómo a su camarada de batalla le cambió la postura y sus ojos se tornaron aún más sombríos de lo normal. En una fracción de segundo, los ojos de su compañero se desviaron hacia una mesa que se encontraba metros adelante de la barra donde se encontraban y todo cobró sentido. Aunque sinceramente era algo que sabía ya desde hacía cierto tiempo ya. Pobre enano, tan valiente soldado y tan torpe a la vez.

—Eres tonta. —dijo Levi con simpleza y aburrimiento, como si la pregunta no le ocasionase impresión alguna.

Y Hanji se echó a reír, aunque probablemente era causa del efecto del alcohol mezclada con su característica hiperactividad.

—Ya es suficiente por hoy, debemos retirarnos. —Erwin trató de finalizar la incómoda situación, más fue en vano puesto que Hanji levantó su tarro de cerveza en brindis de alegría y alegó con su estrepitosa voz una frase que logró capturar la atención de algunos visitantes a su alrededor.

—¡A Levi le gustan las mujeres de rostros jóvenes y pechos grandes!

El soldado de cabello oscuro cogió su bebida y la arrojó directo hacia el rostro de Hanji dejándola quizá callada por el resto de la noche y tal vez el día siguiente, momentos después se levantó de su asiento y desapareció del establecimiento, ocasionando que su equipo de soldados le siguieran de inmediato, entrenados y siempre dispuestos a seguir a su superior.

.

.

.

—¿Capitán, quiere que le prepare té? —la voz de Petra se escuchó justo al entrar al comedor donde la base provisional de la Legión de Reconocimiento se había instalado dentro del distrito.

—No. — Replicó Levi sin dirigirle la mirada, aunque ella no le obedeció. No era por el hecho de ir en contra de sus reglas, Petra era un soldado obediente y capaz de efectuar su labor; por ello había llegado hasta el día de hoy como parte de la Legión de Reconocimiento, sin embargo ella lograba contrariarle en ciertas ocasiones y aún no concluía el por qué.

Los suaves pasos de su subordinaba se movieron en su habitual gracia y esta vez tuvo que dirigirle la mirada. Con una amable sonrisa en su rostro, colocó la taza con su respectivo plato en la mesa y se despidió con respeto.

Sus pensamientos se encontraban en diez a la vez, la orden principal de Erwin sobre no distraerse y enfocarse en la batalla que se avecinaba permanecía en su mente. No fallaría, seguiría las órdenes del comandante hasta el fin, incluso si él moría antes de llegar a su objetivo principal; el descubrir la verdad oculta sobre el origen de los titanes y la construcción de las murallas. Sin embargo, el ya acostumbrado sabor del té y la nostalgia que sentía cada vez que lo bebía, ocasionó que recordara la forma en que su subordinada se despidió y maldijo internamente la constante estupidez de Hanji.

Todos escuchamos a Hanji, pero descuide que su secreto estará bien guardado.

UniversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora