"Estrategia"

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Al despertar, su primer pensamiento fue que había perdido sus piernas. Pero ellas se encontraban intactas, eran los dolores provenientes en su abdomen los que le impedían moverse adecuadamente. Aunque de dos cosas él se encontraba seguro; la primera era que había perdido una gran cantidad de sangre el cual lo hacía sentirse débil y la segunda, que su boca se encontraba hidratada gracias al vaso con agua colocado en el pequeño buró de madera.

—¿Qué lugar es este?—Fue la pregunta del hombre de cabellos oscuros al incorporarse con cierta dificultad. El color azul del tapiz de la habitación le producía una extraña tranquilidad y le hacía olvidar el dolor de sus heridas por momentos, más no tenía noción del tiempo desde la última escena registrada en su memoria.

—Descuida, estamos a salvo. Por ahora.—dijo la mujer con tranquilidad situada en una silla a un costado del buró. No existía nada especial en ella; su vestimenta de franela era quizá la más simple que había visto en su vida pero era en la expresión de su rostro, la cual reflejaba el alivio de una carga que se había esfumado por completo.

Su mirada no se apartó de los ojos ambarinos de la joven, la cual intentaba hacerle comprender el riesgo de la situación que en cierta forma no era una sorpresa para ambos. Más sin embargo, una pregunta permanecía en el aire y por segunda vez en su vida sintió temor ante la posible respuesta que podía recibir.

¿Por qué?

Ambos vivían enfocados a ejecutar su trabajo por sus intereses propios durante años; ella desde que era una niña al serle arrebatada frente a sus ojos los mejores ejemplos a seguir en su vida; mientras que él no tuvo elección alguna más que en seguir al hombre de cabellos rubios e imponente voz. Ambos vivían por ideologías contrarias, instruidas por instituciones enfocadas a la manipulación del entorno político y social en el que se desarrollaban, con la única finalidad de la conquista del poder en los rangos más altos de la sociedad dentro de las murallas.

En una extraña noche invernal, él le ayudó a escapar ante la fallida estrategia de la operación y ella le agradeció. Fue en aquel acuerdo mutuo, que no existiría más que una comunicación física y en secreto; donde las largas noches dentro de una habitación fueron los únicos testigos de su contrato. Hasta llegar el día en que sus vidas se encontraron en peligro y uno de ellos debía cobrar el precio.

El enfrentamiento fue planeado de improvisto, ninguno de los dos se sorprendió. Después de todo, ante la sociedad eran un par de desconocidos y enemigos ante la ley; sólo existía un vencedor. Los juegos de cartas y la traición eran la base esencial en los tratos de negocios. Pero fue en el momento en que el cuerpo del hombre cayó a propósito en el suelo, con la finalidad de probar su tenacidad; que los recuerdos de su infancia recobraron vida y ella descubrió la respuesta a su más grande temor.

Dos disparos, el rostro inconsciente del hombre de cabellos oscuros y mirada fría en el suelo fue la confirmación que necesitó para tomar acción y escapar un peligro mayor del cual su mente le decía a gritos que debía dejar atrás aquella máscara falsa que había cargado todos estos años..

Más no lo haría sola, nunca más lo volvería a permitir.

—Simplemente no pude. —confesó la joven mostrando un arma que guardaba en un bolsillo de su pantalón.

—Era la resolución a tu libertad.

—No de esa forma. ¿Qué garantía tenía de salir viva al final? —sintió nervios ante la atenta mirada de su compañero que permanecía inmutado ante ella, y de pronto se sintió como una adolescente ante los sentimientos que embargaba en su corazón. —Ellos ya lo sabían desde hace mucho.

—Debiste matarme. —sus ojos se abrieron con desmesura al ver la forma en que ella tiró el arma al suelo, se hincó de rodillas a su lado y tomó sus manos entre las suyas. Eran pequeñas, suaves y tibias; tal y como siempre las recordaba. No pudo evitar acariciarlas con las yemas de sus dedos y tal fue su sorpresa al ver el color de sus mejillas enrojecerse sutilmente ante el tacto.

—No me lo hubiera perdonado si eso hubiese sucedido. —respondió Petra con profunda tristeza dentro de sí. De pronto, ya no parecía ser la hábil asesina enfrascada en problemas políticos nunca más, su rostro carecía de malicia alguna y por alguna razón, se veía más hermosa que nunca a pesar del estado de su vestimenta y las ojeras debajo de sus ojos. —Porque no quiero que te vayas.

Si Levi le dirigió una respuesta, nunca se supo. Ella lloró amargamente por un indeterminado tiempo, suplicando perdón por sus errores y sus mentiras, porque ambos nunca desearon que nada hubiese sucedido desde el inicio; hasta que él la tomó entre sus brazos con una fuerza que no esperó encontrar en ese momento y descubrió que él mismo también tenía lágrimas en los ojos. Y entonces se confesaron con palabras todo lo que se guardaron en sus corazones desde la noche en que el contrato perdió su validez, porque ya había pasado mucho tiempo. Porque existía una esperanza incierta que ambos estaban dispuestos a enfrentar.

—No me iré, Petra. —Le prometió Levi después de besarse, hasta que las lágrimas cesaron de su rostro y sus labios formaron una sonrisa que hasta él mismo no pudo evitar sonreír; y esa calidez en sus brillantes ojos que demostraban devoción inundaba su interior de una paz que su alma buscaba desde el inicio de la historia de la humanidad.

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A/N: La idea me perseguía desde hace unos años pero después de mis labores cotidianas, lo único que pienso es en irme a dormir. Respecto a este escrito, se puede dar a entender que ambos son espías que trabajan para el ámbito político, aunque yo lo veo un poco más como conspiradores en contra del sistema en general. Si bien parece que Levi es un poco más abierto en sus sentimientos, lo cierto es que él tuvo más apertura a admitirlos y es la razón por la que le dio la oportunidad de que Petra ganase el enfrentamiento, para que ella fuese libre.

Quise jugar sutilmente con las personalidades, en especial en la de Petra con respecto a sus sentimientos. ¡Gracias por el apoyo y espero les haya agradado!

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