Veintinueve

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Petra escucha la lluvia caer como torrencial a través del cristal de las ventanas de la habitación y su presentimiento le indica que la tormenta no tiene intención de cesar. Más a ella no le causa importancia, gracias a que la sensación de un cálido cuerpo a su lado y el limpio aroma de las sábanas de algodón recién reemplazadas es todo lo que necesita en ese momento.

—¿No te gustó? —la monótona voz de su compañero provoca que sus miradas se encuentren ante el breve silencio que ambos comparten después de un tiempo de gestos y expresiones que se demostraron hasta convertirse en la base esencial de su matrimonio, en una unidad inquebrantable y que iba más allá de un papel legal o un protocolo ante la sociedad.

—¿Por qué haces esa pregunta?

—Estás pensativa.

—No es eso, en realidad me gustó mucho...—una sonrisa secreta que sólo compartía con él se forma en su rostro, para después disminuir el timbre de su voz en un susurro —creo que ha pasado cierto tiempo desde la última vez que me sedujiste.

La sensación de ser tomada por su corto cabello y ser impulsada ante su masculino cuerpo le hace sonreír una vez más, recorriendo con brevedad los firmes brazos con remanentes de guerras pasadas y dolor hasta llegar a la línea baja de su espalda para abrazar su cuerpo con cariño. Por un corto momento imaginó los tiempos pasados donde el temor de ser rechazada ante la falta de costumbre respecto al contacto físico permanecieron tangibles por meses, hasta llegar al punto en que su relación era un apoyo mutuo, a pesar de la tierna torpeza de aquel hombre de mirada hostil y estatura debajo de lo promedio.

—No soy bueno con las palabras. —las orbes azules del hombre la miran con atención, acariciando la sensible piel perteneciente a su nuca con sus ásperos dedos generándole un cosquilleo. Su estoico rostro se acerca, su mejilla derecha con la de ella, sus labios trazando un recorrido para finalizar en la oreja de la joven mujer y hacer un gesto íntimo con su boca justo en el lóbulo de aquella sensible piel. —Esta vez fue tu culpa.

—Levi, deja de distraerme. —ríe Petra fingiendo ofensión e inocencia, más el color de su mejillas era notorio ante la tenue luz de la habitación.

—Yo soñé contigo aún sin conocerte. —la voz de Levi se entromete entre las sonoras risas de su mujer, hasta capturar por completo su atención.

—¿De qué hablas? —Una inquietud surge dentro de ella al momento de escuchar sus palabras y al notar la forma en que el sombrío rostro de su compañero se torna más inexpresivo de lo usual, decide juntar sus pequeños labios con los suyos y demostrarle su confianza hasta convencerlo.

—Es una cosa estúpida que mi cabeza hace. —los delicados dedos de Petra acariciando su cabello le tranquilizan e infunden seguridad, lamentándose por su falta de efusividad hacia ella, más puede jurar que no hay palabras suficientes para describir por completo lo que ella significa para él. —me ha pasado en tres ocasiones.

Es una historia extraña, Petra le escucha con atención. Levi se ve en una guerra donde lo único que existe es el color rojizo y la muerte. Cuando él se une por primera vez a una organización dedicada a erradicar un espécimen mitológico de gigantes devoradores de seres humanos, lo único que piensa en aquel momento es seguir el camino de su superior, aunque no entiende perfectamente cuál es el motivo principal de aquel imponente hombre de cejas gruesas y cabello rubio. Más una mañana después de regresar de una fatídica expedición después de perder a sus dos más íntimos compañeros de la vida en aquel inhóspito mundo subterráneo, Levi piensa en eliminar a todo gigante hasta su último respiro.

Y después, la ve a ella entre la multitud, pero ella es tan joven e inocente que termina olvidándose de ello, aunque no puede comprender el vértigo que le acompaña en aquel momento.

Levi contaba con veintinueve años en aquel entonces.

La segunda vez fue cinco años después, al tomar la decisión de elegir a base de órdenes del comandante; un nuevo equipo elite destinado a las más complicadas expediciones afuera de las murallas. Si bien tiene noción de los jóvenes reclutas dispuestos a defender a la humanidad, considera que solamente aquellos con corazón de hierro sobrevivirán a las calumnias de la muerte y es por ello que decide a su criterio, el pedir a tres hombres y una mujer para formar su nuevo equipo de operaciones.

Y solamente cuando ella le dedica una sonrisa de agradecimiento por primera vez, reconoce que ella ya no es la inocente niña de cinco años atrás, sino una joven mujer con determinación y valentía.

Levi ya no tenía veintinueve y el vértigo no le dejaba tranquilo.

En la tercera ocasión ya no existen murallas aunque las guerras se desarrollan en países de naturaleza y políticas complicadas, ni un pueblo dispuesto a ocasionar un golpe de estado al menos en la región donde habita. Simplemente porta su uniforme de trabajo habitual y camina por la ciudad de Shingashina como rutina diaria. En su mente se encuentra presente el trabajo por entregar a su superior en unas horas y en la tarta que debe comprar a petición de Farlan e Isabel. Tales son sus pensamientos hasta girar su rostro con fastidio ante el ruido generado desde una mesa cerca al toparse con una cafetería, y es cuando el vértigo vuelve a su cuerpo y su mirada detecta un rostro bonito y peculiar.

Aquella muchacha le genera una foránea sensación de antaño que no desea volver a vivirla, por lo que decide olvidar aquellos cabellos destellantes y risa sonora.

Levi siente que vive los veintinueve por segunda ocasión.

No existe una cuarta vez. El rostro de Petra se llena de lágrimas y Levi las limpia con sus manos ya que él nunca ha sido bueno enfrentando las lágrimas de una mujer. Pero ella entiende la razón de sus palabras, la necesidad de abrir su interior y compartir sus vivencias, a pesar que ni ella misma entiende la complejidad de la situación pero a la vez, la sensación de que aquellas vivencias han sido más reales de lo que se imagina.

—Me distraes. —la joven ahoga un suspiro en su garganta al sentir su cuerpo ser colocado encima de él y disipar su tristeza en un profundo beso.

—Eres muy hermosa. —El tono de su voz se torna diferente y ella se deja llevar nuevamente, en la forma en cómo le demuestra lo mucho que la ha anhelado en todo este tiempo, perdiéndose en la profunda unión de su pasión, hasta que su interior se llena de calidez y lo único que puede decir es su nombre una y otra vez, a pesar de que la tormenta no tiene intención de disiparse y que ambos cuerpos no desean separarse uno del otro.

Levi tiene treinta y cuatro y el vértigo se ha ido por completo.

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A/N: Una idea rara, con un poco de softcore aunque no es lo mío ese tipo de escenas puesto que son complicadas. La idea de los veintinueve años se basa en una canción de The National (mi grupo favorito) donde hay un verso que dice "Yo soñé contigo durante veintinueve años antes de conocerte" y bueno, la idea es que Levi recuerda eventos pasados gracias a los famosos "paths" que se mencionan en el manga de snk.

Un poco extraño, aunque Petra no padece de ello debido a que originalmente en su mundo real murió como ya se sabe, pero de alguna forma logra comprender la necesidad de Levi sobre contarle su secreto. Espero hayan disfrutado la lectura.

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