Sin romanticismos -Parte I

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Levi Ackerman era conocido por su personalidad sombría y hermeticidad. Había tenido una niñez muy complicada por lo que era muy reservado siendo pocos aquellos los que conocían la historia de su pasado. A pesar de ser temido por algunos a raíz de su crudo vocabulario, era apreciado en sus estudios por contar con las mejores notas de su clase—a no ser que podían ser perfectas si ponía en orden su mal hábito de olvidar anotar el desarrollo de sus respuestas.

Por costumbre, se podría decir que alguien como Levi no necesitaba muchas cosas en la vida. Le agradaba la rutina y en mantener sus hábitos en disciplina. Más todo cambió una tarde después de clase, mientras él y Farlan esperaban en las gradas del estadio a Isabel terminar su clase de atletismo.

—¿Ya viste a esa chica, la del cabello anaranjado? —preguntó Farlan al divisar el grupo que practicaba en aquel horario desintegrarse, una vez finalizada la clase.

—Parece una zanahoria. —respondió Levi con simpleza al ubicar una bajita joven de cabello corto, la cual parecía conocer a Isabel ya que ambas muchachas comenzaban a conversar a la distancia.

—Está muy bonita.

—Hm.

—¿No te gusta? —insinuó Farlan con cierta malicia.

—Si te gusta a ti, invítala a salir. —respondió el joven de cabello oscuro momentos después, con su habitual rostro desinteresado.

—Lo haría sin duda alguna, —los azules ojos del muchacho brillaron ante el comentario. —más no has dejado de mirarla desde que llegamos aquí.

—No seas idiota. —Desde las últimas semanas, Farlan había comenzado con el fastidio de que le hacía falta una novia para tener un poco de chispa en su vida. Al inicio le ignoró como usualmente lo hacía, más con el paso de los días su insistencia se había convertido en una punzada en el trasero. Lo peor del caso era que lo conocía perfectamente y una vez que una idea se maquinaba en su mente, no cesaba hasta lograrlo.

Nunca había tenido una novia salvo una amiga de la fastidiosa Hange, más a decir verdad la chica había decidido salir con él por cortesía. Se podría decir que el romance apenas cruzaba sus pensamientos más lo dudaba. No tenía tiempo ni interés en desperdiciar el tiempo en lidiar con los problemas femeninos. Su mirada se desvió a un punto perdido, lentamente sospechando la razón del cual Farlan lo había traído a este lugar, cuando generalmente decidían esperar a Isabel a las afueras del estadio.

De pronto, notó como la risa sonora de Isabel se escuchaba más fuerte. A su lado, descubrió que la chica del cabello de zanahoria también se notaba más cerca, hasta llegar al grado en que la tenía frente a frente.

—¡Hermano! ¡Farlan! ¡Qué bueno que vinieron! Les presento a mi amiga Petra.

La mirada de Levi se tornó sombría al ver la exagerada amabilidad que Farlan saludaba a la joven, cuál fue su sorpresa cuando Isabel se le acercó a su lado con aquella sonrisa maliciosa que le indicaba que esto era uno de aquellos planes que siempre terminaban mal.

—Hola Levi. —dijo Petra al cruzar miradas por primera vez, extrañamente turbado por el color ambarino de sus ojos y cuan expresivos eran.

El muchacho solo se limitó a saludarle de mano, sin responder.

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Desde aquel encuentro, no había día o noche en que no se mencionara el nombre de Petra, llegando a un grado de frustración en donde lo único que deseaba era no verla. Sin embargo, Isabel parecía pasar todo el tiempo con ella y siempre la invitaba a comer junto a ellos. Tan intencionales eran las circunstancias que siempre existía un momento tanto Isabel como Farlan parecían desaparecer o distraerse, dejando pasar un incómodo silencio junto a ella.

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