Capítulo XIV

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¡Hola!

Este cap es corto, lo sé, además no actualizo seguido pero es que no he hallado la inspiración para Alida, lo siento :( Y algo mucho peor: ya comienzo otro semestre el martes :( y eso significa menos tiempo, pero prometo intentar escribir más ;)

Espero que disfruten :D


***


*Semanas después*

- ¡Él es tan lindo! Es amigo de mi hermano y viene a casa a trabajar en un proyecto o algo así, y ya pues, lo veo y me coquetea...

- ¿Y qué dice tu hermano?

- Nada – Paula sonríe.

- ¿En serio?

- Sí porque no sabe nada de esto ¡¿Quieres que él me mate Alida?! Nooo, no puede saber.

- ¿Stone?

- Presente.

- Su turno.

Paso al frente del salón. Miss Catalina me espera a un lado del escritorio, con una cinta métrica alrededor de su nuca. También está la madre Mónica, sentada frente al escritorio con el listado de alumnas. Al verla, ella me sonríe con su cara de luna y sus lentes sencillos.

Hoy es día de revisión del largo de las faldas, sí, cosa de colegio católico. No me molesta para nada, mas bien, creo que a ninguna de mis compañeras ya que estamos perdiendo minutos de la clase de matemáticas. La maestra María Elena no está nada feliz, nos mira enojada desde la puerta del aula. Le molesta que le quiten sus minutos de tortura y humillación al alumnado.

- Debajo de las rodillas, muy bien Stone. – Dice miss Catalina – Tome asiento.

Regreso a mi lugar. Paula continúa hablando de su romance clandestino para cuando me siento en mi mesa. Guliana y Andrea le discuten mientras comen una empanada ¿A dónde irá tanta comida?

- ¡No loca! Lourdes no puede saber.

- ¿Quién es Lourdes? – pregunto.

- Mi señora madre, pues.

- ¿Llamas a tu mamá por su nombre?

- Si

Paula ríe con su característica carcajada en sílabas: Jaf, jaf, jaf

– Ya está acostumbrada pero no le gusta que le diga así en público.

- Oye Alida ¿Arreglaste tu nota con el profesor Edmundo?

- Mi abuela vino hace unos días a hablar con él. Me tomará de nuevo el examen.

- Bien, si no tu promedio será pésimo.

Prácticamente estoy bien en el colegio, he vuelto a ser la misma alumna de siempre ya que ahora duermo mucho mejor. No he tenido las pesadillas con Abel desde aquella vez que lo enfrenté. Los primeros días luego de aquello, me iba a acostar con cierto nivel de temor, con miedo a verlo otra vez. Mi madre y abuela han estado atentas a mí y a cualquier inquietud durante la noche.

María me ha escrito a través del e-mail de su hijo, preguntándome cómo estaba. Sigue un poco arisca con nosotras debido a mi abuela y su rara forma de actuar.

- ¡Miren! No necesito medir su falda porque a simple vista puedo verle las piernas.

- ¡Pero es que soy alta!

La vida de AlidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora