Capítulo XX

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¡La vida de Alida superó las 300 leídas! :D Gracias, gracias ¡Graaacias!

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***


- ¿Ahora?

Adam se muestra sorprendido y no es para menos, yo lo estoy también.

- Hay que practicar – Explica mi abuela – No se conectaran en el primer intento, por eso debemos hacer varios hasta que se dé la conexión.

- ¿Y qué hay que hacer? – Pregunta mi madre.

- ¿Haremos una pijamada?

Adam sonríe.

- ¡Caramba no! – En pocos segundos, mi abuela acaba con el entusiasmo de Adam – Solo en tus sueños podrás dormir cerca de mi nieta.

- Solo en sueños ¿Eh?

Me pasa un brazo por la cintura y me acerca a su costado, sonriéndome coquetamente. Mi cerebro está en shock al verlo desafiar así a mi abuela ¿Qué le pasa? ¿Ahora quién es el que tiene instintos suicidas?

Mi madre y yo reímos mientras mi abuela se torna roja del enojo. En menos de dos segundos, ya me ha separado de Adam, murmurando palabras de reprimenda.

- Adam se irá a su casa – Dice mi abuela completamente seria – Antes de que se vayan a dormir, escribirán el nombre del otro en un pedazo de papel, pondrán un vaso con agua cerca de su cama y hablarán por celular antes de que se duerman. Haremos esto por siete días consecutivos para que así tanto el muchacho feo ese, como mi nieta desarrollen la conexión y se vayan afinando los canales de comunicación.

- ¿Eso es todo? – Mi madre nos mira y luego regresa la mirada hacia mi abuela - ¿Nada más?

- ¿Qué esperabas Elsa? ¿Una bola de cristal y un gato negro? – Mi abuela ríe.

- ¿Y para qué es el agua? – Pregunto.

- Sirve como medio de trasmisión de energía, es opcional. En cuanto despierten, se llaman o se mensajean o como quieran. Si soñaron algo, no deben olvidarlo.

Mi mirada se topa con la de Adam y en ella encuentro entusiasmo, como si fuéramos a hacer algún tipo de experimento divertido. Por mi parte... no sé cómo sentirme, así que mantengo neutra. No debo hacerme altas expectativas hasta no ver cómo va este raro experimento.

Sin nada más que explicar, Adam se retira de mi casa diciendo que en cuanto llegue se irá a la cama aunque no tenga sueño. Dios Santo, está demasiado emocionado.

- Ahora Adam está involucrado...

Volteo mi cabeza hacia mi madre, sentada frente al televisor.

- ¿Ah?

Mi progenitora se voltea, permitiéndome observar sus ojos cansados y un poco manchados por el lápiz negro de maquillaje. Su rostro no está como usualmente es, ahora muestra un entrecejo arrugado, signo de la preocupación.

- ¿Cuándo va a terminar esto? – Susurra y regresa su mirada al televisor.

Quisiera tener la respuesta y asegurarle tranquilidad a mi madre, pero lamentablemente no es así. Me pongo de pie y me dirijo a mi cuarto, sintiéndome extremadamente cansada. El día ha estado lleno de sorpresas.

Al pasar por el cuarto de mi abuela, la encuentro sentada en su cama con la mirada perdida en su ropero.

- ¿Qué miras abuela?

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