Capítulo XXI

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Oh Dios, he estado desaparecida en Wattpad :( y la culpable es la universidad. Lo siento si me he demorado en subir pero mi carrera me exprime y además, esta semana estuve en exámenes parciales: Horrible.

En fin, aquí hay capítulo nuevo y espero que les guste :)


***

Ha funcionado, esto es... Es increíble.

- Adam, estam... - Callo de inmediato.

Adam mueve sus ojos en dirección a sus pies, indicándome que hay algo ahí. Abro más la puerta de su cuarto con la intención de que la luz del pasillo me permita ver aquello que...

Dios mío.

Hay... Hay un gran perro acostado sobre sus piernas. El animal tiembla... mucho, como si estuviera rabioso o enfermo, de hecho; su apariencia da a entender que así es. Es un perro grande pero viejo, su pelaje está opaco y sus orejas partidas, sus ojos están inservibles debidos a las cataratas blancas que los cubren.

¿Qué debo hacer?

Dudosa, me acerco unos pasos a la cama pero me detengo cuando escucho los gruñidos del animal. Éste me mira y me muestra sus dientes cubiertos de saliva y espuma.

Vuelvo a enfocar a Adam y lo encuentro como antes: paralizado, sin poder mover siquiera su cabeza. Sólo los ojos son la única parte movible de su anatomía, me mira asustado y desesperado; pidiéndome que lo ayude. Su mirada logra inquietarme más... Quiero ayudarte pero no sé cómo.

- Adam despierta. – Susurro.

Intenta decirme algo pero no puede abrir la boca. Cierra los ojos, haciendo un gran esfuerzo por hablar. Está sufriendo, no... no puedo dejar que siga así.

Miro al perro, que está atento a mis movimientos. No puede lastimarme, es una pesadilla; no la vida real ¿De qué tengo miedo entonces?

- ¡Adam! – Grito.

Corro hacia él, con mis brazos listos para sacudirlo, al mismo tiempo que el perro salta hacia mí con sus fauces abiertas.


Abro mis ojos de repente, sintiéndome sin aire en mis pulmones. Escucho un ruido a mi alrededor, como viento pero no tengo idea de qué pueda ser...

- An-nita.

Bajo la mirada hacia Daniela, sentada frente a mí con su cara asustada.

- ¿Qué te pasa?

La miro por unos segundos más, hasta comprender que el ruido extraño es mi propia respiración alterada. Algo se mueve a mi lado, es Adam quien se sienta en la cama, con su cabeza entre sus manos.

- Pimo Adam...

- Ve... Ve con tu mami Daniela. - Su voz sale apenas en un bajo murmullo.

La pequeña sale del cuarto, obedeciendo de inmediato la orden de su primo favorito.

Permanezco acostada con la mirada fija en el techo, necesito calmar a mi corazón antes de que me dé una arritmia o algo. Adam hace lo mismo, continúa sentado en la misma posición; tomando profundas y largas respiraciones. Pasado unos cuantos minutos, es Adam quien rompe el silencio:

- Soñé algo... - Se mueve y me encara – Y tú estabas ahí.

- Había... había un perro.

Sus ojos se abren.

La vida de AlidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora