Capítulo X

48 6 1
                                    

- ¡Prepárese décimo curso! Las jugadoras a la cancha.

- ¡Vamos décimo! ¡De-de-de, ci-ci, mo! ¡Déeeecimo!

Tomo otro sorbo de agua cambiando de canción en mi celular, ahora comienza las pegajosas notas de footloose.

Keisha y Ariana pasan frente a mí, ambas con refrescos en sus manos, y me saludan diciéndome algo. Me saco un audífono.

- ¿Qué?

- Guliana te está buscando.

- Ah... gracias, ya las voy a buscar.

Se marchan hablando entre ellas y me vuelvo a colocar el audífono. Levanto la botella de agua vacía, esta creo es la tercera que tomo y recién el ardor de mi garganta está desapareciendo pero el dolor de mis piernas no cede. Estuve a punto de no venir al colegio hoy por sugerencia de mi madre, pero hubiera sido una falta mal utilizada porque hoy se cancelaron las últimas horas de clase debido a los partidos.

Las chicas comienzan a jugar al sonar el pito y el balón es dominado en seguida por décimo curso, haciendo que se alcen varios gritos de apoyo. De reojo veo a Guliana quien entra al coliseo donde estoy, me encojo más en las gradas y me escondo detrás de unas chicas que agitan pancartas. No quiero estar con ella, con nadie en sí... No tengo ánimos de hablar de cantantes, de salidas ni de tomarme fotos. Solo quiero que el partido termine para irme.

El balón ahora está en manos de Karla, una chica de noveno que es tan alta como una puerta. Ella corre tumbando a dos chicas y encesta anotando tres puntos. El juego continúa.

Vuelvo a cambiar de canción hasta que encuentro una que realmente me gusta, y subo más el volumen. Quiero que me distraiga, quiero que esta canción logre sacarme el recuerdo de la pesadilla de mi mente. Aún puedo sentir el frío glacial que desprendía... O su voz... gritándome...

Me pongo de pie y salgo del coliseo. Cuando me acerco a las puertas, el timbre suena anunciando la salida. Corro a mi aula por mi maleta, saludando con sonrisas débiles a unas cuantas amigas. Mi celular vibra en mi bolsillo, es un mensaje de María que me recuerda la sesión de hoy.

Sopeso la opción de no ir a esta sesión, realmente no quiero seguir andando en la llaga del fantasma. Si continúo indagando, los sueños se volverán más atemorizantes e incluso las apariciones pueden...

De repente me detengo, en la vereda de mi colegio viendo a Adam de pie cerca de mi bus escolar, está hablando con el chofer y éste niega algo. Por un segundo una ráfaga de miedo cruza mi columna vertebral, en ese segundo pensé que el espíritu había vuelto como Adam...

Desecho la idea de mi cabeza y camino hacia mi bus esquivando a las demás alumnas que salen en busca de sus padres y esquivando los carritos de comida que se parquean cerca. A unos metros de llegar Adam me ve y sonríe. Otra ráfaga de hielo pasa por mi espalda.

Ya cálmate Alida...

- Adam... - digo sorprendida - ¿Qué haces aquí?

- Hola. – Responde mirándome inquieto.

Se acerca dudoso y me saluda con un beso nervioso en la mejilla. Reacciono tarde y para cuando quiero devolverle el saludo, él ya se ha alejado. Miro detrás de su cabeza y a los lados, topándome con la mirada curiosa del chofer de mi bus.

- No te he visto en semanas y... bueno, te extraño.

Me saca una sonrisa sincera.

- Pensé que seguías enojado.

- No estoy enojado, bueno, sí lo estuve pero no debía estarlo porque estas muy ocupada por... todo esto: tu último año, las evaluaciones. – Se pasa las manos por el jean, claramente nervioso – Discúlpame, en verdad lo siento.

La vida de AlidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora