Capítulo XV

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Diciembre

- ...¿No te parece?

- Creo que sí.

- ¡Mira a Juanito! ¡Mira lo que tiene puesto!

- Lo voy a extrañar mucho cuando nos vayamos.

- Si, yo también. Cuidado Alida con el balón.

- Lo siento.

- Mis padres van a regalarme un viaje por la graduación.

- Que bien ¿A dónde?

- Galápagos, pero no lo digas a nadie, después no se cumple...


- Alida, mi amor, ya arriba. Ve a bañarte.

- No...

- Vamos, ya. ¡Muévete!

Abrazo algo, no sé qué es, y me acurruco más. Hay algo que me pica el rostro, algo puntiagudo... Me levanto, refunfuñando y descubro lo que me estorbaba. Es el libro de literatura, el pobre arrugado libro que ha pasado la noche conmigo en el sillón de la sala. Todo está oscuro.

Miro el reloj, son cerca de las cinco de la mañana. Debo alistarme para el colegio. Hoy jueves 22 de diciembre daré el último examen parcial del colegio y cerca de las once de la mañana, daré la bienvenida a las vacaciones por las fiestas.

- ¿Qué vas a desayunar?

Mi madre aparece frente a mí, entre la oscuridad de la sala, con sus mechones de punta como si acabara de meter el tenedor en el tomacorriente. Al verla, brinco en el sillón fingiendo asustarme.

- No me coma por favor señora monstruo.

Se ríe y luego enciendo el televisor. Rápidamente la sala se ilumina parcialmente por la pantalla y la canción de su telenovela se hace presente. ¿Cuánto dura esa novela? ¿No debió haberse acabado ya?

- El cuerpo del deseo, na na na... es todo lo que quiero...

Veo las intenciones de bailar de mi madre y huyo a mi cuarto.

Me cambio con la mente perdida en los últimos meses ¡Qué rápido pasa el tiempo! Ya mismo acaba el año y con el se va mi formación colegial. Para enero seré otro bachiller de la República, justo por estos meses, todas mis compañeras y yo estamos en un limbo de emociones. No sabemos si estar felices por acabar el año de estudio, o nostálgicas porque los mejores años de nuestras vidas se van, o temerosas porque debemos madurar y adentrarnos a la vida universitaria.

Son muchas emociones que digerir para tan poco tiempo que queda.

Una vez lista camino al comedor para encontrarme con una tortilla de huevos donde, con salsa de tomate, tiene escrito "Suerte". Sonrío cariñosa a mi madre quien, no se da cuenta que la miro, y sigue discutiendo con la villana de la telenovela. Verla así y escucharla cantar la intro de la infinita novela, me hace caer en cuenta que mi vida ha vuelto a ser la de antes. No he soñado con Abel, y tampoco he tenido mis sueños premonitorios ¿Sería posible que mi don se haya ido?

Los pitidos del bus me traen de vuelta. Hora de irse.

- Todo te irá bien Alida.

- Gracias mamá, hasta luego.

- Te espero para salir a comprar los ingredientes. Debemos preparar esa ensalada.

Desde hace dos años, mi abuela, mi mamá y yo compartimos la navidad y fin de año con la familia de Adam; antes de que empezáramos como novios, la pasábamos solas en casa comiendo lo más inusual en esas fechas. Un año comimos parrillada y el siguiente decidimos por cangrejos.

La vida de AlidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora