25. No estás solo.

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James-.

Como odiaba toda esta porquería… Elisa me había hablado por teléfono reclamándome un millón de veces del por qué no contestaba el teléfono de casa ¿Y dónde estaba yo? Con esta niña que no es absolutamente nada mío. La rabia subía hasta mi cabeza y al despedirme de Annie, traté de controlarme lo más que podía. Subí a mi auto de nuevo y me dirigí hasta la casa de Elisa, deseando que ella me abriera la puerta.

-

Annie-.

Me di un fuerte abrazo suspirando. Aún seguía enferma, probablemente en dos días ya estuviera bien. Buscaba a James con la mirada por todos lados, sabía que algo le pasaba el día de ayer, un cambio tan repentino de humor nunca es bueno aunque en él es algo normal. Corrí buscándolo en el único lugar al cual yo iría si no quisiese que me vieran: Las gradas.  Llegué justo ahí pero él no se encontraba, quizás no había llegado aún. Una mano me tomó por el hombro haciéndome soltar un pequeño grito casi inaudible, volteé y era Logan con una mirada realmente confundida.

-Parece como si hubieses visto un fantasma –rió-. ¿Qué estás haciendo aquí? –me llevé una mano al pecho.

-Buscaba a James.

-¿Por qué?

-Ayer…

-No me digas, te ha tratado mal –sonreí, dándole la razón-. Vamos Annie… ya habíamos hablado de esto.

-Logan… Ayer él fue tan comprensivo y… buena persona –suspiré-. Me he enfermado por su culpa prácticamente y estuvo cuidándome, es por eso que no asistí a la escuela el día de ayer.

-Sí, lo vi solo con Elisa –desvié la mirada-. ¿Aun te gusta? –asentí-. ¿No has pensado en decírselo?

-Ayer estaba a punto de hacerlo –suspiré-. Pero recibió una llamada y su ánimo cambió totalmente, no te imaginas cuanto. Comenzó a decirme que lo hacía perder el tiempo.

-Es un idiota, actúa por impulso –negó con la cabeza-. Estoy seguro que le gustas por igual –reí, tal absurda suposición.

-Eso no pasará en un millón de años.

-¿Enserio eres ingenua? ¡Annie reacciona! Sí a él no le gustaras no haría nada de lo que hace, no te besaría y tampoco te cuidaría, menos te daría un hospedaje en su casa.

-Esas solo son amabilidades –me crucé de brazos.

-Yo haría eso si me gustaras, bueno… eso de cuidarte sí lo haría, pero con mayor razón si me gustaras, lo haría.

-Repetiste mucho la palabra haría –reí.

-¡No me ignores! Hablo enserio cuando te digo lo de James. Piensa un poco.

-No me regañes –hice un puchero.

-

Había visto a James entre clases y por más que yo quisiera acercarme a él, él… me evitaba. Tenía el ceño más fruncido que de costumbre, no tenía idea de que le estaba pasando. Al salir de clases él caminó directamente hasta la parada del bus, tomando un asiento para esperar al mismo. Me acerqué lentamente como de costumbre cada que él se molestaba, suspiré.

-James… -lo llamé y no respondió-. ¿James?

-Vete de aquí –contestó con una voz realmente ronca.

I'm Just Like YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora