41. Solo actuaba.

704 24 0
                                    

Annie-. 


“Hola, en unos días más comenzaré la escuela de nuevo. ¿Cómo va todo por allá? Te extraño y no lo dejaré de decir hasta que te vuelva a ver. ¿Sabes algo de ya sabes quién? Me es complicado decir su nombre. Comienzo a desesperarme aquí, a pesar de que es mi hogar. ¿No te ha preguntado por mí? Dime la verdad, sé que dije que no quería saber de él, pero vamos… ¿A quién engaño? Necesito saber si está bien. Bueno, ya tengo que dormir… Buenos días para ti cielo, te amo. “

Coloqué mi teléfono en la mesita de noche esperando alguna respuesta de parte de mi mejor amigo. Abracé fuertemente a Pablito y comencé a pestañear lentamente. 

Un ruido sonó en mi ventana, provocando levantarme de cama en un santiamén. Tomé una sábana para cubrirme y me asomé por la ventana. Era Eric con un ramo de rosas y ahora me explicaba en mi mente que esto en realidad estaba ocurriendo. Sonreí, tallando mis ojos con pesadez. Abrí la ventana y grité bajito:

-¡¿Qué estás haciendo aquí?! 
-¡Vine a verte desde mi casa! –Sonrió, provocándome sonreír también. 
-Wow –Reí-. ¡No vayas a cansarte!
-¡¿Me dejas pasar?!
-¡No vayas a hacer ruido!
-¡Bien, pero ayúdame! 
-¡Quédate ahí, bajaré en un minuto!
-¡De acuerdo pero cúbrete muy bien porque puede dolerte el brazo izquierdo! –Asentí. 

Bajé con una sábana en brazos totalmente de puntitas tratando de no despertar a mis padres ya que pasaba de la media noche. Abrí la puerta ignorando el molesto rechinido que traía consigo, observando aquel ramo de flores realmente frondoso. 

-¿Te gustan? –Me preguntó, con una gran sonrisa de lado y una de sus manos en el bolsillo del Jean azul. 
-Mucho… -Susurré, mientras me encogí de hombros apenada-. ¿A qué se debe?
-Solamente quise obsequiártelas –Sonrió-. ¿Estás sola?
-¿Y tú que crees? Mis padres están durmiendo. 
-Y… ¿Nos podemos ver mañana? 
-Supongo que sí –Bajé la mirada, un tanto apenada-. Ya que en unos días más tendré que volver a la escuela.
-Te irá bien, ya verás… -Sonrió, mirándome con gran ternura-. Bueno yo… Tengo que irme ¿Bien? Nos vemos mañana Annie –Asentí, despidiéndome con la mano al igual que él. Se acercó peligrosamente a mi rostro, el cual volteé para evadir lo que él quería hacer, mientras que un suspiro lo acompañó consigo después de tal acción-. Adiós.

Sonreí de lado, cerrando la puerta de casa.


James-.


Hora de almuerzo, totalmente extraño ahora que no tengo a una niña molestándome como todos los días. Estaba observando como Logan pasaba comida a su bandeja mientras que yo solamente picaba mi comida con disgusto. Caminó hacia mí con una sonrisa en su rostro.

-Buenos días –Me dijo, tomando un poco de jugo.
-¿Qué tiene de buenos? –Frunció el ceño, mordiendo su labio inferior-. Es broma –Sonreí, acomodándome en mi asiento-. Buenos días… Supongo.
-Mira –Me ofreció su teléfono-. Anda, tómalo. 
-¿Qué tiene?
-Lee el mensaje –Suspiré-. En voz alta. 
-No lo haré.
-¿Por qué no? No lo he leído, quiero que lo hagas por mí. 
-Sé lo que tratas de hacer.
-Yo solo quiero que leas el mensaje… -Rio bajito. 
-Me las pagarás por esto.
-Oh cállate, te daré mi sueldo.
-Hola –Suspiré-. En unos días más comenzaré la escuela de nuevo. ¿Cómo va todo por allá? Te extraño y no lo dejaré de decir hasta que te vuelva a ver. ¿Sabes algo de ya sabes quién? –Sonreí de lado-. Me es complicado decir su nombre. Comienzo a desesperarme aquí, a pesar de que es mi hogar. ¿No te ha preguntado por mí? –Tragué saliva-. Dime la verdad, sé que dije que no quería saber de él, pero vamos… ¿A quién engaño? Necesito saber si está bien –Sonreí por segunda vez-. Bueno, ya tengo que dormir… Buenos días para ti cielo, te amo –Miré a Logan-. ¿Qué quieres lograr con esto?
-Qué no te rindas, ella te espera. ¿No piensas responderle? 
-Esto es jodidamente complicado… Hazlo tú.
-Tú eres el complicado –Me dijo, dándole un mordisco a su lonche-. Le contestaré en un rato más y… Necesito enseñarte algo más.
-¿Hay más?
-Sí, pero está en casa.
-Yo no pienso ir a tu casa.
-¿Por qué no? 
-¿Qué tal si esto es solamente una trampa y me encierras en el closet para abusar de mí?
-¡James no seas imbécil! 
-¡Lo pensaste!
-No es verdad, eres un paranoico y deja de pensar así de mí, no soy un enfermo.
-¿Entonces qué es lo que tienes que enseñarme?
-Es algo que ella hizo hace tiempo, cuando se sentía mal por tu culpa ¿Qué raro no?
-¿Tengo que preocuparme?
-No, es hermoso lo que hizo.
-Bien, solamente iré porque no tengo nada más que hacer esta tarde.
-¿Qué hay del trabajo?
-O sea… Ay, tú me entiendes.
-Claro, el orgullo.
-No tiene nada que ver el orgullo aquí.
-¡Ay ajá! Se nota desde la casa de Annie que te carcome la curiosidad. Y pongo ese ejemplo, porque quiere decir que es mucha tu curiosidad. 
-¿No pudiste decirme otro ejemplo mejor? Siempre tienes que meterla a ella en todo.
-Eso lo hago porque te encanta que lo haga.
-Siempre me haces bullying, te aprovechas solamente porque ahora me siento vulnerable. 


(…)



-Pasa, con confianza.
-No es por nada, pero aún tengo esa fea idea en mi cabeza.
-No abusaré de ti, hueco sin cerebro –Reí.

Una señora que al parecer era su madre, me observaba con curiosidad. Mientras que Logan caminaba en dirección al parecer a su habitación.


-Largo –Dijo ella, aparentemente hacia mí.
-¿Qué? –Le pregunté, confundido.
-Es un amigo, madre –Habló Logan, por fin.
-No me tragaré esa absurda mentira. 
-¡Estoy hablando en serio! –Le gritó mientras que yo… Ya comenzaba a incomodarme.
-No soy el novio de su hijo, no le gusto a su hijo. Yo estoy aquí porque quiere enseñarme algo que realmente me importa, estoy enamorado de una chica que está a miles de kilómetros de distancia y me importa un gran pepino si usted no nos creé, no necesito que lo haga. Vine aquí únicamente para saber un poco más de ella, ya que tengo el tiempo contado ¿Bien? Quite esa absurda idea de que soy algo de Logan. No me quedaré más de diez minutos.
-¿Cómo te atreves a hablarme así? –Me preguntó, al parecer ofendida.
-A las personas como usted, tienen que hablarles de esa manera para que entiendan.
-Ya deja de meterte en mi vida, mamá –Le dijo Logan, quién tenía el ceño fruncido-. Vamos James, tomaré lo necesario y nos largamos al trabajo.
-Con permiso –Bajé la mirada, siguiendo a Logan por un corredor.

-


-Ya lo admitiste –Sonrió, mientras me daba palmaditas en mi hombro-. Debí haberte grabado, viejo –Lo miré, totalmente serio. 
-Solo estaba actuando.
-Claro y a mí me gusta Annie –Rodó los ojos-. Ten –Me ofreció nuevamente una hoja de papel.
-¿Acaso todo esto estaba planeado?
-No, sin querer las piezas comienzan a encajar. 
-¿Qué se supone que es esto?
-¿Una canción? ¡Duh! Léela con atención. 
-Mírate, mírame… mira lo que podríamos ser, quiero saber quién eres, que quieres de las estrellas. Cada vez que te veo apenas puedo decir algo, mi cabeza empieza a dar vueltas y me dice que te quiero. Cada vez que me miras puedo volverme loca pero no lo digo y no lo haré porque prefiero estar sola que perderte. Todo lo que realmente quiero hacer es estar junto a ti, pero estoy muy cansada de pelear. Podría decirte ahora –Seguía leyendo, maldiciendo a Logan-. Pero bebe… no importa. Todo lo que realmente quiero decir es que te necesito, ¿Cómo podrías entender? ¿Qué pasa si me rechazas y todo se torna azul y gris? Y solo deseo que te dije “no importa… podría decirte ahora, pero bebe… no importa.
-¿Bonita no? 
-Asombrosa, nunca fue buena en los poemas… Pero es genial en esto.
-Tiene música ya, pero tú te encargarás de eso después.
-¿De qué hablas?
-Oh… Ya lo verás, ya lo verás. 


(…)


Annie-. 

-¿Quieres un helado?
-No, gracias –Le contesté a Eric, quién no tenía más de veinte minutos en haber llegado a casa. Aun esperaba que Logan me respondiera aquel mensaje, pero no creo que lo haga y me aterra el hecho de que comience a distanciarse de mí-. ¿Podemos salir de casa? Comienzo a aburrirme.
-De acuerdo, no te preocupes yo también lo soy –Sonrió, tomándome de la cintura mientras que abría la puerta de casa-. ¿Quieres ir a comer?
-¿Sabes qué? Me gustaría ir por un helado y comerlo en algún parque ¿Sí? Disculpa mi bipolaridad. 
-No te preocupes –Rio bajito-. ¿Cómo estás?
-Muy bien –Sonreí, levantando mi rostro para verlo ya que era más bajita que él-. ¿Y tú? ¿Qué tal? 
-Muy bien también, tuve que ayudarle a mamá en la mañana a colocar el pinito de navidad –Su sonrisa apareció en menos de dos segundos. Y a mí me gustaba que sonriera, ya que me hacía sonreír también-. ¿Qué le pediste a Papá Noel?
-¿Qué no estoy muy anciana para pedirle algo? –Reí, encogiéndome de hombros-. Podría pedirle… Litros y litros de nieve –Sonreí.
-¿Te gusta mucho?
-Sip, demasiado.
-¿De verdad? –Asentí-. ¿De qué sabor? 
-Nuez… Dios, podría comerla todo el tiempo como por ejemplo… Hoy, es invierno y comeremos nieve, Súper normales ¿No es así? 
-No hay nada de malo en ello… Eso te distingue. 

Sonreí, hundiéndome en mis mejillas y llegamos a la heladería. Pedimos un litro de nieve cada uno y yo me sentía como una bebe consentida. Seguíamos caminando, hasta encontrar aquel parque. 

-¿Soy el único que piensa que los parques te relajan?
-No, creo que no eres el único –Sonrió.
-Me alegra no serlo… -Me miró, con esa sonrisa aun-. Y más si lo comparto contigo.
-Eric…
-¿Sí?
-Sabes que no sé qué decir en momentos como este.
-Solamente dilo, no te preocupes de nada.
-Me gusta estar contigo –solté, sin siquiera mirarlo.
-¿De verdad? –Asentí-. A mí también me gusta mucho estar contigo, ¿Cómo es que nunca te hable en todo este tiempo?
-No lo sé pero… Lo hiciste.
-Me alegra haber hecho algo bueno.
-Oh vamos… Tú eres una muy buena persona. Normalmente me es duro hacer amigos… Aun, no se me da demasiado sociabilizar. 
-¿Por qué no? 
-Soy muy tímida. 
-No deberías de serlo, eres muy bonita para ser tímida.
-Me siento muy bien así –Le dije, mientras comía un poco de mi nieve-. Aun no me explico cómo es que tengo un mejor amigo como Logan.
-Créeme, todos quisieran uno igual –Sonrió, dándome la razón-. Hasta yo.
-¿No tienes mejores amigos?
-Yo creía que sí, pero cuando salí de la facultad no supe nada de ellos después, ¿Qué clase de amigos te olvidan así porque sí? Ninguno. 
-Tienes razón… -Torcí la boca-. No te preocupes… Me tienes a mí. 
-No…
-Claro que sí.
-Yo no quiero ser tu amigo… Tú lo sabes.
-Entiendo –Sonreí, totalmente incomoda-. Respecto a eso…
-No, no te preocupes… No te voy a presionar. No soy nadie para obligarte a algo que quizás no quieres. 
-Gracias por entenderme… -Susurré.
-Eres mujer, tengo que hacerlo la mayoría del tiempo –Rio bajito.
-¿Nunca has imaginado ser mujer algún día?
-No y no quiero saberlo –Reí-. No quisiera experimentar dolores con el compañero Andres. 
-Es por eso que me he quitado mi matriz. 
-¡¿Qué tu qué?!
-Sí, no puedo tener hijos.
-Annie…
-Obviamente es broma ¿Lo sabías verdad?
-¡No! –Soltó una carcajada-. Malvada, eso no se hace.
-Lo lamento, suelo jugar con la mente de las personas… -Sonreí pesadamente, al recordar las acciones que hacía con aquella persona-. Es… divertido.
-Quisiera decir lo mismo, pero realmente soy un ingenuo –Rio de sí mismo-. Ya mero terminas con la nieve, jovencita.
-Lo sé, creo que no necesito cariño cuando tengo nieve de nuez.
-¿Me estás rechazando despistadamente? –Reí.
-Claro que no… 
-Mientes.
-No es verdad.
-Sí, mientes.
-No es cierto, todo este tiempo dije la verdad.
-¿Sobre qué no me rechazaste?
-No, sobre que yo amo la nieve de nuez.
-Insensible has roto mi corazón… -Rio, al igual que yo-. ¿Es normal tenerle celos a una nieve?
-Sí, o sea… ¿Quién no quisiera ser una nieve?
-¡Annie!
-Ay ya yo solo bromeaba… Tranquilo.
-Te acabo de hacer una broma.
-No me interesa.
-¿Estás molesta?
-Cállate.
-Annie… perdón.
-¿Quién cayó en mi broma ahora? –Le dije, mientras que ambos reíamos al unísono.

I'm Just Like YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora