-¿Nunca has imaginado como sería tu vida sin alguna persona que quisieras?
-Lo he imaginado cientos de veces, no tener a mis papás conmigo ahora… -le contesté, mirando hacia el techo. Estaba recostada en mi cama y Logan había hecho una cama con muchas sabanas debajo de él, era una pijamada muy genial.
-Ahora que ya te conocí, me aterraría perderte algún día y no haberme despedido –miré hacia abajo, él veía sin ninguna expresión en su rostro directamente al techo.
-¿Por qué me dices eso? –me miró-. Yo estoy bien… no pienses esas cosas.
-Cuando mi abuela murió, ni siquiera alcancé a despedirme de ella, ya que estaba bien y nunca imaginé que algún día se iría –suspiró-. Murió hace dos años, ella era la única que me apoyaba sobre lo que ya te he platicado. Incluso en las noches que le agradezco a Dios por tenerme aquí todavía, le doy gracias a mi abuela por haberme mandado a una amiga como tú. Siempre he dicho que tú apareciste por algo en mi vida cuando más lo necesitaba.
Hice un puchero. Logan era una buena persona y lo juzgaban solo por ser gay-. No nos ocurrirá nada, ni a ti… ni a mi ¿Bien? Ya lo has dicho, si tú y yo somos amigos… es por algo –Mi voz se comenzaba a quebrar, mientras que él me miraba con mucha ternura-. Yo nunca tuve un amigo como tu… Y ahora me siento feliz, la espera valió la pena.
-Gracias por aceptarme como soy –tomó mi mano, acariciándola-. Lo aprecio mucho. Solo… no te enamores de mí, ya sé que soy irresistible pero sería algo imposible –rio bajito.
-No lo haré, sabes quién me gusta.
-Lo sé, y tú sabes quién es mi novio. Pero… si quieres ayuda para darle celos, sabes que yo me ofrezco para actuar –sonrió, acomodándose de lado para dormir-. Buenas madrugadas linda, mañana hablamos.
-Hecho… -susurré, imitándolo-. Hasta mañana, lindo.
(…)
-Buenos días Annie –me dijo Logan, con su pecho arriba de mi espalda-. Ya levántate, hay un mercadito aquí cerca y quiero ir ¿Sí?
-¿Qué hora es? –Pregunté, estirándome en cama-. ¿Ocho de la mañana? Wow, si… si quiero ir al mercadito. No sé cuál es… pero igual.
-Bien, ¿Vamos en pijama?
-¿No nos mirarán extraño?
-Probablemente sí, pero ¿A quién le interesa? Los ridículos somos nosotros, no ellos.
-Eso… eso no ayuda mucho –reí al igual que él-. Que importa, vamos así.
-Deja tu cabello así, se ve bien. Yo pensé que amanecías peor en las mañanas, pero estás igual de bonita.
-¡Ay detente! Me halagas –sonreí-. Tú eres guapo también, no te quedas atrás –le guiñé el ojo.
-Oh, ¿Dónde quedó esa Annie tímida de clases?
-Tomó confianza… -sonreí.
-Creo que ya estoy listo –se evaluó con la mirada-. Le enviaré un mensaje de buenos días a Matt, deberías de hacer lo mismo con James.
-No lo creo, ¿Qué tal si durmió con Elisa y ve mi mensaje? Muerte segura.
-Ay que complicada situación.